Mi humilde petición

Sería de agradecer que cada cual deje sus comentarios en la entrada que crea oportuna...tanto los buenos como los no tan buenos. Así puedo hacerme una idea de cómo mejorar y en qué aspectos :)

jueves, 25 de noviembre de 2010

Mi mar de lágrimas

Lágrimas que no salen,
que se me derraman por dentro
y llegan un mar de soledad,
de tristeza y lamentos.
Un mar que ya está creado,
que siempre estuvo ahí
ahora ha estallado
y no me deja vivir;
sus aguas han embravecido,
las mareas cambian
y los niveles han subido.
Y sus profundidades tiran de mí,
me sumergen, me ahogan
y no me dejan resurgir.
Y me envenenan por dentro,
cada gota, cada lágrima
derramada por mi sufrimiento,
cada sensación
que me desgarra por dentro.
Mas yo callo,
aguanto la respiración
y me dejo sumergir
¿Por qué?
Porque las lágrimas están revueltas
y ya no sé cuál es cuál,
y buscar una entre ellas
es buscar una aguja en un pajar…
porque nadar es difícil
cuando te ahogas en la mar,
porque es más fácil caer y caer
y perderte en la profundidad…
es más fácil que seguir luchando
en un mundo sin piedad.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Corazones solitarios

Poblado de desesperanza
anda el corazón perdido
en un cuerpo de añoranza,
en su sangre sumergido.
Vive rodeado de miedo,
escondido en un mar de pena;
en un mundo sin cielo,
de oscuridad eterna.
Se siente solo y vacío
en medio de la eternidad;
se siente solo y perdido,
olvidado en la oscuridad.
Corre, huye y se esconde,
nunca para
aunque ya no pueda más.
Tiembla, llora y se encoge,
mas no grita
cuando tiene que parar...
y lo sigue el aburrimiento,
y lo alcanza la soledad.

Compartimos su dolor

La explosión más grande
del vagón más pequeño,
produjo la pérdida
de un pueblo madrileño;
de gente que iba a trabajar
después de un profundo sueño,
gente que se disponía a trabajar
con todo su empeño.
Ahora en todos los ojos se refleja el sufrimiento,
pues la gente perdida está en el pensamiento.
Cada víctima expresa un distinto sentimiento,
pero sienten lo mismo: dolor y sufrimiento.
Toda España se hizo oír
en una manifestación,
y hacia el atentado
expresaron su indignación.
Pancartas llenas de odio,
vacías de admiración
hacia aquellos
que morirán sin compasión.
El mundo nos ayuda
expresando su dolor,
vemos que la gente
nos regala su amor.
España se ha apagado,
ya no hay resplandor;
España nunca más
volverá a su esplendor.

Este fue escrito el 11 de Marzo de 2004

El Miedo

El miedo es esa sensación que se tiene a lo largo de toda la vida, ese sentimiento que te aferra por dentro y no te deja continuar. Es ese muro en el camino, el que bloquea tu sendero y no te deja avanzar.
¿Y qué haces entonces?
Puedes dar media vuelta y regresar por donde has venido, quedarte en el lado seguro del muro y no saber jamás qué había detrás.
Puedes comenzar a escalarlo, lanzarte a la aventura, arriesgarte sin más…porque no tienes nada que ganar, pero tampoco nada que perder.
Pero has de saber que una vez que lo hayas cruzado ya no habrá vuelta atrás.
Y por una vez te arriesgas; te lanzas al muro y comienzas a escalar deseando que lo que haya detrás no sea más que la continuación del camino…temiendo que pueda haber algo más, algo peligroso, algo que te haga sufrir, llorar…algo como la soledad.
Y por fin llegas a la cima, ya es hora de saltar, de lanzarte a lo desconocido, conversar con el futuro y descubrir qué te deparará.
¡Salta! ¡Salta, no lo pienses más!
Tienes miedo mientras caes, sientes cómo sube tu nivel de adrenalina…
¿Y qué encuentras entonces? Otro muro más. Uno más grande y más sólido que también habrás de saltar, pues ya pasaste el primero y no hay vuelta atrás.
Y el miedo te atenaza, el miedo a la soledad…te hace perder fuerzas y ya no puedes seguir más.
Pero tienes que avanzar.
Has de seguir adelante porque esa es tu única salida, porque no puedes quedarte donde estás.
Sabes que si escalas y saltas encontrarás un nuevo muro, otra dificultad, pero la vida es un camino continuo que se va borrando al pasar…y si decides quedarte quieto sabes que al final caerás.
El miedo no deja que avances. Tampoco te permite quedarte en el lugar…habrás de sacar fuerzas, habrás de plantarle cara, pues si no logras superarlo, tu vida quedará estancada.
Has de arriesgar lo que tienes, has de arriesgar lo que ganas, pues si lo metes en una burbuja, al final te quedas sin nada.
Intenta vivir la vida, toma decisiones precipitadas, y si alguna se te tuerce no le des la espalda: sigue hacia delante, con la cabeza bien alta, y salta el siguiente muro sin arrepentirte de nada…y es que una decisión mal tomada no es algo que haya que temer, es una lección de la vida que bien habrás de aprender.
Con cada muro que saltes, mil errores cometerás, mas si los reconoces a tiempo, no los repetirás.
Salta muros, sáltalos sin parar, pues si te quedas atascado nunca vivirás.

Canción de muerte

Canción de muerte ven a mi,
escucha mi reclamo,
soy tuya.
Haz de mi cuerpo
tu danza,
de mi mente
tu locura.
Sumérgeme en tu sueño eterno,
sálvame de esta tortura
y llévame lejos, muy lejos,
sin frenos, con premura.
No es por el odio, lo sé,
no es por rencor,
es por miedo, lo sé,
cansancio, ansia y dolor.
Haz de mi cuerpo
tu danza,
de mi mente tu locura...
Envuélveme entre tus brazos,
¡abrázame! soy tuya.

Fantasmas del pasado

Fantasmas del pasado
que aparecen de improviso,
sin querer, desenterrados
y me abordan sin aviso.
Me hacen sentir miedo,
me hacen sentir mal
y me llenan con mil dudas
que me hacen estallar.
Intento despejarme,
pensar con claridad,
pero nublan mis sentidos
al oírlos susurrar.
Pasan delante de mis ojos
y enturbian los que veo,
se introducen en mi alma
y nublan mi deseo.
Y ya no tengo ganas
nada más que de llorar
por fantasmas que me acosan
y no me dejan ni soñar...
hacen mis sueños pesadillas
y yo no puedo aguantar más.
Vuelvea tu tumba,
déjame ya en paz...
ve y engaña a otras
y no regreses jamás.

Sueños rotos

Atrapada en un sueño
que ya nunca nacerá,
yace mi alma eterna
temiendo a la oscuridad.
Agoniza en el deseo
y llora sin cesar
por un sueño que se ha roto
y no podrá recuperar.
Ahora espera la muerte,
la espera sin dudar,
pues vivir en este mundo
es sufrir y agonizar.
Ansía desaparecer,
desvanecerse así, sin más,
mas pertenece a este mundo
que no la dejará escapar...
se siente como una esclava,
parte de su propiedad,
y llora por dentro
y grita y sangra...
y oye gritos y llantos
que ya nunca podrá calmar.
Su suelo se ha roto,
ya no puede más
y quiere morir por siempre
ajena a esta realidad.

Luz de luna

Adoro la luz de la luna
porque es tenue y aterciopelada.
Adoro la luz de la luna
porque no oculta a la oscuridad,
no la esconde ni la destierra:
acentúa lo más bello de su soledad.

El libro

Lo sé por tus ojos,
porque ellos son el libro
que escribe tu alma.
Porque en ellos leo,
cada día, cada sentimiento
que piensa tu mente,
cada pensamiento
que siente.
Leo en ellos el amor,
leo el miedo
y el dolor.
Por tus ojos
siento lo que sientes,
son la puerta de tu mente,
y el alma nunca miente.

Dumbaria Dumia

¿Acaso soy humana? ¿Acaso una duendecilla? ¿Un híbrido entre ambas especies? ¿Cómo llegué a ser lo que soy? ¿Cuándo? ¿Cuánto tiempo más podré seguir así? Ahora vivo entre humanos que nada saben sobre el origen de mi existencia, y creo que a mí (a mi parte humana) me queda poco tiempo para aclararlo todo… y nadie a quien confesárselo…
Hola, mi nombre es Dumbaria Dumia, de la familia de los Dumbras, una de las más famosas en el universo de los duendecillos (por ser familia de sabios), y mi alma está atrapada en el cuerpo de una humana… pero vayamos por partes: no quiero saltarme nada…
Por todos es bien sabido que los duendecillos son unos seres mágicos extraordinarios, de no más de medio metro de altura, que viven en los bosques, escondidos en los lugares más recónditos e inimaginables, formando pequeñas ciudades ocultas al ojo humano.
Hace cientos de años todas las criaturas vivíamos en paz y tranquilas…pero la desmesurada tala de árboles, los incendios forestales y el crecimiento de las ciudades nos está dejando sin lugar para vivir y nos lleva al borde de la extinción; a demás, la contaminación nos hace enfermar y morir mucho más jóvenes…ya sólo quedamos unos centenares de criaturas mágicas en todo el mundo, lo que es una pena, pues cuando nos extingamos todas, la magia se extinguirá con nosotros… pero no nos desviemos de la historia…
Los duendecillos, como todo ser mágico, reciben su magia al ser tocados por el cuerno de un unicornio; esto les ocurre a la temprana edad de 200 años (en humanos eso equivaldría a 2 años), tras pasar por una prueba que ninguno de ellos es capaz de olvidar mientras vive (es diferente para cada feérico…pero en esta historia hablaré sólo de los duendecillos, pues es el único ritual que conozco con detalle).
Hasta el día en que un duendecillo cumple los esperados 200 años, le es dicho que para conseguir su magia deberá matar a un unicornio durante una celebración, y arrancarle su cuerno, pues sólo así la magia fluirá desde el animal hasta el duendecillo.

Mi historia comienza cuando el mundo aún era un manto azul y verde, es decir, cuando los humanos aún no tenían inteligencia suficiente como para empezar a destruirlo todo. Ya por aquellos entonces los humanos querían apoderarse de los seres mágicos, por lo que llevamos huyendo de ellos casi desde que existen… ¡qué raza más arrogante y avara! En realidad nunca habían visto a ninguno de nosotros, pero creían en nuestra existencia como divinidades. Por desgracia para nosotros, a algunas criaturas de cada especie les gusta mezclarse con los humanos de vez en cuando, obteniendo como resultado el volverse como ellos… es una pena y una gran desgracia para el resto de la comunidad mágica, ya que, a pesar de que nunca se dejaban ver, aprendían sus costumbres y sus formas, pero qué se le va a hacer…
Bueno, siguiendo por donde iba…
Faltaba a penas una semana para mi 200 cumpleaños y, como todos, me moría de impaciencia por poder matar al unicornio y obtener mi magia, y me sentía completamente preparada para ello… es más, llevaba un par de décadas preparándolo todo, pues sabía que es un ritual de lo más complejo.
Al fin llegó el gran día, y todo estaba perfectamente preparado para nosotros cuatro (había otros tres duendecillos que, como yo, habían nacido ese mismo día, hacía 200 años). Nos habían reunido a los cuatro en la plaza de la ciudad y estábamos esperando a que llamasen al primero de nosotros (el ritual se hace de uno en uno, así que primero llaman al que nació antes…yo soy la tercera de mi grupo) para que lo llevasen ante el unicornio que debía sacrificar, y ante mi familia (cada ritual es supervisado por una familia de sabios y en mi ciudad la única familia de sabios que hay es la mía. Esto es así por que es imprescindible que nada salga mal…)
Cuando el sol ya reinaba sobre nuestras cabezas, uno de los miembros de mi familia, un tío lejano por parte de mi padre, llamó al primer duendecillo (curiosamente era el único chico de nuestro grupo…digo curiosamente, porque las duendecillas solemos nacer antes, en el mismo día… es algo genético). El caso es que ambos se alejaron hacia el centro del bosque, y nosotras nos tuvimos que quedar esperando nuestro turno…
Al cabo de un rato volvió el duendecillo, aún acompañado por mi tío, que venía para llamar a la siguiente. Por la cara del chico, podía adivinarse que había pasado la prueba. Mi otras compañeras y yo nos moríamos de ganas por preguntar que cómo era, pero sabíamos que no serviría de nada, pues estaba prohibido hablar del ritual cuando se salía de él, así que simplemente lo felicitamos y él se marchó.
La duendecilla que acababa de irse tardó mucho menos en regresar que el duendecillo. Ella también había pasado la prueba, así que la felicité antes de seguir a mi tío. Estaba un poco nerviosa, pero también muy decidida.
Y al fin… el unicornio: un ser magnífico parecido a un caballo pequeño, con una brillante y sedosa pelambrera blanca, tan reluciente que parecía plata; su cabeza estaba coronada por un enorme cuerno en forma de espiral (era incluso más grande que un duendecillo adulto) de color blanco- transparente, tan increíble que incluso iluminaba todo el claro y a los duendecillos que lo rodeaban.

El unicornio giró su majestuosa cabeza hacia mí y fijó sus ojos negros en los míos… aquellos ojos, tan llenos de sabiduría que parecía que rebosarían de un momento a otro, unos ojos que parecían contener todo un cielo nocturno cuajado de estrellas…no, no podía matarlo, sabía que me desterrarían por ello, pues un duendecillo sin magia no es un duendecillo; sabía que no volvería a ver a mis padres, ni a mis amigos, pero nada importaba sin con ello conseguía salvar todo lo que ese maravilloso ser había hecho nacer dentro de mí.
Sin darme cuenta, me había acercado al unicornio y, sin pensarlo, hundí mis manos y mi rostro entre sus largas crines y derramé un par de lágrimas, aterrorizada por la crueldad de nuestra especie al hacernos obtener la magia de un modo tan ruin…era mil veces mejor morir joven que hacer una atrocidad semejante.
Me separé un poco de su cuello para asegurarle que no le haría nada, pero, para mi sorpresa, noté que algo me inundaba por dentro: el unicornio me estaba rozando con su cuerno, transmitiéndome su poder. La magia recorrió cada célula de mi cuerpo, pasando a formar parte de mí. Toda mi familia aplaudía alborozada, llena de alegría y, en ese momento, lo comprendí todo: la prueba no consistía en matar al unicornio, sino en demostrar que no eres capaz de hacerlo, pues un animal sagrado no debería morir en manos de nadie; esto te hacía merecedor del don de la magia, y así era como la conseguías.
La incalculable belleza del unicornio había hecho que todos los duendecillos, sin excepción, hubiesen pasado la prueba, pero aún así mi familia, y el resto de las familias sabias del mundo, continuaban supervisando el ritual, y más ahora que a los duendecillos les había dado por mezclarse con los humanos, y ya no respetaban tanto la belleza, la vida y la sabiduría. Si alguien atentaba contra la vida del unicornio, sería parado de inmediato, y expulsado de la comunidad mágica, informándole de cuál había sido su error, de por qué no merecía ese preciado don.
Mi tío me acompañó hasta la plaza, aprovechando para llamar a la última duendecilla. Yo iba rebosante de felicidad, no por el hecho de haber pasado la prueba, ni siquiera por poder sentir la magia fluyendo dentro de mí, era por el simple hecho de haber podido ver a una criatura tan magnífica. Sonriendo como no lo había hecho antes, me acerqué a mi compañera para desearle suerte, aunque sabía de sobra que no la iba a necesitar, y que pasaría la prueba sin problemas.
Aquel mismo día pasé a ser un miembro más de los que rodeaban al unicornio durante el ritual, para protegerlo de cualquier duendecillo que pudiese suponer una amenaza, rechazando sus instintos y dejando lugar a los peores sentimientos.
Todo fue bien durante varios centenares de años, hasta que la proliferación humana empezó a hacer mella en la naturaleza, cuando la sobrepoblación hizo que tuviese que buscarse más sitio para vivir que el que ya tenían, y encontraron nuestros bosques como solución…
Cada vez más duendecillos se acercaban a ellos, cada vez se volvían igual de arrogantes y engreídos, y cada vez más fallaban en su intento de conseguir la magia, por lo que eran desterrados.
Pero no siempre las cosas pueden salir bien con tanta facilidad…
Los bosques ya no eran más que el acumulo de unos pocos árboles, nuestra raza se sentía cada más débil, más presionada a esconderse de los humanos que nunca. Cada vez había menos nacimientos de duendes, hadas, elfos, gnomos y demás criaturas mágicas…incluidos los unicornios: hacía ya más de un milenio que no nacía ninguno, y los que ya existían, aunque inmortales, estaban empezando a languidecer, sumidos en una profunda tristeza al ver en qué se estaba convirtiendo el mundo, al respirar nada más que humo, al pasear sobre los desperdicios que los humanos dejaban como “regalo” en sus hogares.
Mi historia como humana comienza en un día de celebración y felicidad para los míos, un día que debería haber quedado marcado en la historia feérica como un día memorable: al fin había nacido un nuevo unicornio.
Aquel día debía celebrarse una nueva ceremonia para iniciar a nuevos duendecillos en la magia, y mi familia y yo coincidimos en que la mejor opción sería hacerlo a través de aquel recién nacido, ya que la magia de los unicornios más legendarios había ido perdiendo fuerza con el paso del tiempo, al morir su entorno.
Como es de esperar, las medidas de seguridad en torno al unicornio se habían ido reforzando con el tiempo, y esta vez eran incluso superiores a los años anteriores, por el que peligro que suponía que el donante fuese apenas una cría…y porque 2 de los aspirantes eran conocidos por llevar prácticamente toda su vida mezclados con humanos de la peor calaña.
Curiosamente volvían a ser 4 los aspirantes a obtener la magia ese día. Curiosamente, volvían a ser tres chicas y un chico. Curiosamente, muy curiosamente, el chico volvía a ser el primero.
El chico, uno de los dos aspirantes por los que era más necesario que nunca reforzar las medidas de seguridad, consiguió pasar la prueba tras un largo titubeo en que él se debatía entre conseguir la magia como le habían enseñado, o seguir sus impulsos más internos y arrodillarse ante él como hice yo en su momento, como habían hecho todos los aspirantes que habían pasado la prueba hasta entonces. Por nuestra parte, podía respirarse la tensión en el ambiente, podían sentirse nuestros músculos tensados, preparados para rodear al unicornio y protegerlo en caso de que fuese necesario…aunque nuestros rostros permanecían impasibles. Al final sucumbió a su instinto y, con un suspiro de alivio, nos apartamos un poco para dejar que el unicornio hiciese su trabajo.
Las dos siguientes chicas pasaron la prueba con total facilidad, sin ningún tipo de problema ni necesidad por nuestra parte de ponernos alerta.
El problema vino con la última, la otra que había escuchado lo que los humanos tenían que contarle sobre la vida sin necesidad de dejarse ver, una duendecilla llamada Tiana. Vimos cómo se acercaba a la cría de unicornio con el odio y la avaricia reflejados en la mirada; vimos como sonreía con malicia al encontrarse con los ojos del unicornio, como alzaba el cuchillo sin pararse a pensarlo siquiera.
Mi familia y yo actuamos enseguida, sin dudarlo un segundo, para proteger a la cría de unicornio, que había empezado a temblar de miedo. Levantamos todas las defensas y el cuchillo de Tiana se desintegró en el aire, a escasos centímetros del lomo de la criatura.
Todos la miramos con infinito desprecio en la mirada, pero ella no pareció percatarse de este hecho, pues parecía haber enloquecido: no apartaba la vista del unicornio, y buscaba frenética un lugar por donde atacarlo para obtener aquello que tanto ansiaba…sus ojos casi se salían de sus órbitas por la desesperación. Intentamos calmarla para hablar con ella y explicarle su error, pero no paraba quieta, aún buscando un fallo en nuestro escudo para poder acercarse al unicornio, de otra forma indefenso.
Pude ver como, desesperada, empujaba hacia un lado a mi padre que perdió el equilibrio y cayó al suelo, haciendo flaquear por un instante el escudo…momento que Tiana aprovechó para acercarse al unicornio. No pudo atacarle, no pudo siquiera acariciarlo, pero rozó a penas un instante su cuerno y este, irremediablemente, le transmitió un poco de magia.
La sensación pilló tan de sorpresa a Tiana que quedó petrificada unos segundos, lo suficiente como para rehacer el escudo con más fuerza que nunca. Ella nos miró con una mezcla de fascinación, sorpresa y avaricia en la cara: quería más de aquella sensación.
Miró al unicornio y luego a nosotros otra vez, suplicante. Todos a una negamos con la cabeza y sus ojos volvieron a refulgir con aquel odio ciego que la caracterizaba.
-No podemos dejar que te acerques a él, no después de lo que has intentado-fue mi madre la que habló- quedas desterrada desde este momento. No podrás volver a acercarte a nuestra comunidad…si lo deseas, puedes irte con esos humanos con los que has hecho tan buenas migas, los que han hecho, de una manera u otra, que no seas merecedora de la magia.
El odio de los ojos de Tiana se acentuó hasta límites insospechados, pero eso no nos impidió alejarla del unicornio y sacarla del bosque, escoltarla hasta un lugar arrasado por los humanos, pero por el que ya casi no pasaba ninguno, pues estaba demasiado alejado de su civilización.
-Este es el límite de nuestras tierras. A partir de ahora, no podrás volver a cruzarlo-dije. Mi familia y yo nos volvimos para regresar al interior del bosque, dejando a Tiana en aquel lugar.
Apenas había recibido algo de magia, no más que la sensación en sí, y si la usaba, la energía que tendría que emplear para que tuviese efecto acabaría por matarla. Ella lo sabía, y nosotros sabíamos que o sabía…por eso no pilló a todos por sorpresa lo que ocurrió a continuación.
El odio de Tiana era tan profundo que prefirió vengarse de todos nosotros y morir en el intento antes que preservar su propia vida.
Nada más girarnos escuchamos su voz por encima de cualquier otro sonido: estaba lanzando un conjuro sobre nosotros. Apenas nos dio tiempo a girarnos de nuevo mientras pronunciábamos el contrahechizo…demasiado tarde: el conjuro dio contra los tres que estábamos más cerca de ella, dos de mis tíos y yo, casi justo a su lado.
De los tres, el que estaba más alejado quedó inconsciente, el que estaba justo detrás mía se evaporó en el aire…pero su alma aún tuvo tiempo para incorporarse en un árbol, en el que vive desde entonces, ya que el hechizo había perdido fuerza al llegar a él…a mi por el contrario…a mi me dio de lleno. Sentí cómo mi cuerpo dejaba de existir, cómo mi alma quedaba suspendida en el aire; sentí como, por muchos esfuerzos que hiciese, no podía acercarse a ningún árbol de los que me rodeaban porque el hechizo había llegado con más fuerza a mí. Mi alma sintió cómo la de Tiana se reía…ella también había muerto, pero había cumplido su venganza, al menos, en parte.
El resto de mi familia no pudo hacer otra cosa que irse de aquél lugar, cargando con el cuerpo de mi tío, el que había quedado inconsciente. Mi otro tío tuvo que compartir su alma con el árbol que le salvó la vida…y que a cambio comenzó a crecer más grande y esplendoroso que los demás, y así ha continuado hasta el momento. El alma de Tiana dejó de existir tras su risa de triunfo hacia mí. En cuanto a mí, mi alma había quedado condenada a vagar sin cuerpo hasta su muerte total, como la de Tiana.
Mi alma empezaba a debilitarse poco a poco y ya perdía las esperanzas de poder encontrar un cuerpo que habitar cuando, al tercer día después de que todo pasase, un grupo de universitarios se acercó por aquel lugar…al parecer, hacían senderismo.
Era un grupo de unas diez personas, y todos pasaron de largo por el lugar donde mi alma había quedado anclada, muriéndose un poco más cada día…todos menos uno, una chica de pelo moreno se quedó parada a pocos metros de mi alma, mirando hacia todas partes, extrañada. No pareció preocuparle que el resto del grupo se alejase de ella.
La chica miró hacia todos lados, parecía que buscaba algo…
-¿Hay alguien aquí?-preguntó.
Yo no podía responderle ni hacerle saber de ninguna manera que yo estaba junto a ella. Ella seguía mirando en todas direcciones, extrañada… ¿podía sentirme? ¿Era eso posible? No…no podía ser…
Ella se acercó más y más a donde permanecía mi alma. Se paró a un metro escaso del lugar, mirando hacia donde yo me encontraba…y levantó la mano en mi dirección, con los ojos entrecerrados, como si quisiese ver algo que no era capaz de vislumbrar. Sentí cómo su mano rozaba mi esencia, cómo sus dedos se estremecían al contacto con mi alma…cómo mi alma se desplazaba alrededor de su cuerpo, sin pretenderlo yo. La chica se estremeció, sorprendida. También yo lo estaba.
-Puedo sentir tu presencia…que me rodeas, pero no puedo verte…
Cerró los ojos, supongo que para sentir qué le rodeaba, en lugar de verlo.
-Yo creo en las hadas, yo creo, sí, creo.-pronunció estas palabras con total naturalidad, como si las dijese cada día. Estaba segura de sí misma. Noté un tirón desde el centro mismo de mi esencia. Noté que me introducía dentro de ella, que su cuerpo tiraba de mí. Noté su miedo…y su decisión, como si supiese que un alma extraña se estaba apoderando de su cuerpo y no le importase.
“¿Sabes lo que está pasando?”-esa pregunta sonó en su mente, la había realizado mi alama, pero había sonado en su mente.
-Creo…creo que eres un ser mágico. No puedo verte, pero sí sentirte. Quería verte porque sé que existes…pero de alguna manera creo que ahora estás dentro de mi-lo dijo en voz alta, aunque yo lo leí en su mente antes de que su boca consiguiese vocalizarla. No parecía molesta, sólo sorprendida.
“¿Crees en las hadas?”
-Sí.- fue lo único que dijo en voz alta, pero su mente me reveló mucho más: los humanos nunca han sido capaces de vernos, sólo de pequeños creen en nuestra existencia por los cuentos que oyen en boca de sus familiares, pero dejan de creer en nosotros conforme van creciendo…sin embargo ella creía que era algo demasiado bonito como para dejar de creer en la magia…y creía de verdad.
Mantuvimos una conversación para conocernos mejor, para adaptarnos la una a la otra. Pronto ella descubrió que yo podía saber su respuesta con sólo pensarla ella, por lo que dejó de hablar en voz alta, y fue en busca de sus compañeros sin dejar de hablar conmigo. Estaba fascinada
Y yo también.
Al caer la noche, ambas estábamos agotadas, pues yo estaba muy débil por llevar tanto tiempo fuera de un cuerpo, y aún no me había instalado en el suyo, y ella había tenido que hacer un gran esfuerzo por seguir la conversación de sus compañeros sin dejarles ver que pensaba las respuestas que debía darme a mí ni lo que le había pasado.
Se tumbó en la cama, agotada y dijo “hazlo”. Llevábamos ya rato hablando sobre ello, sobre que debía “colonizar” su cuerpo para sobrevivir. Le había dicho que sería doloroso para ella, que cambiaría físicamente para adoptar algunos rasgos feéricos, aunque nadie más se daría cuenta…pero ella no pensaba en eso, sólo que debía salvar mi alma por ser la de un ser mágico.
Así pues, dejé que mi esencia fluyese por todo su cuerpo, conquistándolo, adaptándolo a mi ser, a mi magia sin quitarle su propia esencia. Sentí su dolor…pero no hizo ningún gesto, permaneció impasible, sufriendo por dentro lo que ningún mortal había sufrido hasta entonces…sólo para evitar que muriese un ser mágico.
Nos llevó toda la noche adaptarnos la una a la otra y por la mañana estábamos agotadas.
Ahora ella, yo, soy capaz de usar la magia como siempre lo he hecho, me muevo casi sin rozar el suelo, como cualquier feérico, conozco todo lo que hay que saber sobre cualquier tema, como todos los de mi especie…y voy a la facultad, como cualquier joven de mi edad, vivo con mis padres y voy al cine con mis amigos, como he hecho siempre.
Envejezco mucho más lento que el resto de los humanos, pero mucho más rápido que los feéricos de mi especie: no creo que llegue a vivir más de un milenio o dos más en los que habré de viajar continuamente para que nadie aprecie que mi cuerpo no sufre cambios durante años.
Mi meta en la vida es ahora intentar que los niños no dejen de creer en la magia, que respeten el medio que los rodea y que intenten repoblar los rincones que ya nos son “útiles” a la humanidad, que intenten mantener un equilibro con el medio ambiente…cuando crezcan.
Funciona con algunos…pero otros son demasiado avaros como para querer creer en algo más allá de ellos mismos, y mucho menos preocuparse por ello.
Mi mundo sigue muriendo…pero al menos ahora tengo amigos que intentan que renazca…muy poco a poco...

Sensaciones

Hacía tiempo…tanto tiempo que no sentía volar mi imaginación, que no me perdía en otro mundo que no es el mío…tanto tiempo que no habría un libro y me dejaba sumergir por sus palabras hasta perderme a la deriva…
Ya no recordaba qué se siente al explorar tierras ajenas a este mundo, no recordaba lo que era volar dejando tu cuerpo en tierra, sentado en el sofá de casa, con un libro entre las manos, un libro que ya ni siquiera notas que tienes, cuyo peso no sientes, cuyas páginas bien podrían pasarse solas, como si tuviese vida propia…
Y entonces lo sentí. Estaba navegando por los primeros capítulos de un libro que ya había leído, una historia que ya conocía, cuyo final ya sé más que de sobra…y sin embargo lo sentí, como pocas veces lo he sentido con un libro. No sabría cómo describirlo, pero tampoco puedo dejar de hacerlo: las palabras se deslizaban lentamente desde las hojas hasta mis ojos, recorrían el camino que los separaba y se adentraban en mi mente acariciando cada rincón, cada resquicio de mi cuerpo, de mi alma, susurrando las imágenes que poco a poco se desperezaban de su letargo y cobraban vida para mi. Noté como cada letra se acurrucaba entre los poros de mi piel, se colaba por mis venas y recorría todo mi ser descargando pequeñas chispas que poco a poco se convertían en una más que agradable descarga eléctrica que se expandió por todo mi cuerpo, por cada célula. Tuve la misma sensación que se tiene durante el sexo, justo antes de llegar al orgasmo. Sentí el deseo de seguir, de dejarme llevar por ese sentimiento, por esa sensación; dejé que mi cuerpo se fundiese totalmente con la historia, que fuesen sólo uno. Dejé que cada palabra cobrase sentido en el seno de mis suspiros, que se deslizase por mis labios cual murmullo del río que fluye entre los árboles; dejé que las imágenes se adentrasen por mi oído, que acariciasen cada célula de mi tímpano hasta llegar al un valle donde hicieron vibrar cada brizna de hierba, cada minúscula flor, y las impregnaron de magia…y la magia se adentró en las tierras del nuevo mundo que cada imagen tuvo que explorar, y llegó a las aguar subterráneas y se dejó fluir hasta lo más profundo descubriendo nuevas tierras yermas de su don…y las impregnó de él avivando ese sentimiento.
Me olvidé de todo. Olvidé dónde estaba, lo que estaba haciendo, lo que sentía más allá de la lectura, de la historia. Olvidé el hambre, la sed…olvidé el sueño que sentía hasta ese momento, olvidé que mis ojos querían cerrarse sin dar a mi parte consciente la oportunidad para elegir. Olvidé que tenía un cuerpo que, por suerte para mi, es capaz de respirar por sí mismo; un cuerpo que olvidé sentado en el sofá, envuelto en una manta a pesar del calor…y me olvidé de destaparlo porque era incapaz de sentirlo. Olvidé que existía. Olvidé que podía sentir por mí misma y me zambullí de lleno en un mar de sentimientos que no eran míos…me apoderé de ellos, dejé que llenasen el vacío de mi realidad…y divagué por cada sensación, pensando sin ser dueña de mi mente, buscándole el sentido a algo cuyo sentido ya conocía porque mi mente dejó de ser mía.
Fue extraño: la mejor sensación de mi vida, la sensación por la que merece la pena vivir, por la que hasta mi propio cuerpo dejaría. Me dejé arrullar por ella, dejé que me conquistase, me apoderé de su significado y lo hice mío…pero hace ya demasiado tiempo que no puedo dejarme llevar de esa manera y la falta de entrenamiento pronto estuvo vigente; se manifestó como un dolor de cabeza intenso, martilleante, que impedía que cualquier sensación diferente pudiese adueñarse de mi mente durante más tiempo.
Al final sucumbí ante la tortura a la que mi mente estaba siendo sometida. Tuve, por más que quise evitarlo, que cerrar el libro, despedirme de sus personajes, de su historia, de las sensaciones que en mí producía por segunda vez. Tuve que volver a mi realidad, decir adiós a mi aventura y acostarme con la única esperanza de volver a sumergirme en el mar de palabras que la componen tras despertar de una reparadora y sensual vigilia que me atraparía en una aventura propia que jamás recordaré…

Yo seré tu soledad

No quiero verte solo,
no quiero verte llorar...
mas si lloras
a tu lado quiero estar.
Yo sólo soy tu hombro,
un apoyo y nada más,
y si no quieres hablarlo
no te voy a preguntar,
pues hablarlo es cosa tuya
y no te voy a forzar...
y es que no necesito saberlo
para saber que estás mal,
y no necesito saberlo
para quererte consolar.
No rechaces mis abrazos
¡nunca!:
son lo mejor que te puedo dar...
y no rechaces mi consuelo
¡nunca!:
es sólo tuyo, de nadie más.
Y si te sientes solo
yo estoy aquí,
no tengas miedo,
sólo para ti...
y si quieres estar solo,
huir de los demás,
no temas:
yo seré tu soledad.

Pediré...

Pediré al viento y al agua
que recorran cada rincón,
cada resquicio de tu alma
para que te sientas como yo
cuando escucho tus palabras.
Pediré a las nubes y al cielo
que llenen mis labios de aire
para gritarte mil veces un te quiero
y que no lo oiga nadie.
Pediré a mis sueños e ilusiones
que sean susurros de mi boca
para que inspiren tus canciones
que me vuelven loca, loca.
Pediré al frío y al fuego
que acaricien tu piel,
cada centímetro de tu cuerpo
para que conozcas el calor y la hiel
que me recorren por dentro.
Con cada beso,
con cada mirada...
quiero decirte que te quiero
con cada palabra.

Mi única guía

¡Apúf!
Llevo ya días queriendo escribir algo, y no se me ocurre nada...¡NADA!
Pero bueno, ¿tan difícil es, leñe? Si yo me conformo con un poemita bien escrito, algo original, o con un par de metáforas o...¡no sé, algo...lo que sea!
Aunque...bueno, ahora que lo pienso, también llevo queriendo escribir una historia - pero una de verdad ¿eh?en plan de esas de los libros, con sus personajes y esas cosas (¿se pilla lo que intento decir?) - desde...desde...¡bueno, desde que tengo memoria, qué más da! Es el primer sueño "real" (y lo entrecomillo porque en verdad no sé lo que quiero decir con "real") que recuerdo haber tenido...mi primera meta en la vida (sí, la primera que tuve y la primera que no superé, esa misma) y esas cosas...y eso que sólo tenía 2 añitos - es que era muy lista yo por esos entonces, ¿eh? (sí, ya sé que perdí toda la inteligencia por el camino, ¿vale? he dicho que era inteligente entonces, no que lo sea ahora) - ...
¿Qué estaba diciendo?
¡Ah! "mi primera meta en la vida"...sí, eso iba seguido de algo, pero se me ha olvidado mientras hacía la aclaración ( y he ahí una muestra de lo dicho...¡genial! ahora doy pruebas de mi propia estupidez...¡si es que soy fantástica!)
En fin...más o menos retomando el hilo de lo que estaba pensando: llevo deseando escribir algo bueno, algo de verdad...una historia inacabable, un libro infinito, ¡crear un mundo de la nada!...llevo deseándolo desde que aprendí a leer.
Qué paradójico, ¿no? Aprender a leer para soñar con escribir.
Y más paradójico aún: soñar con escribir cuando no tienes imaginación alguna. Al menos no propia, que, por ahora, se me da relativamente bien eso de imaginar lo que los libros ya me dan escrito...
¡Dios! ¡Cómo me gustaría hacer sentir a la gente lo mismo que siento yo cuando abro un libro y me sumerjo en su mundo tras descorrer los cerrojos de las primeras palabras!
¿Y qué no daría yo por crear un mundo propio, mi propia aventura, sin necesidad de las aventuras de otros?¿Qué, porque mi mente flotase hacia lo desconocido?¿Qué, por saber narrar un libro?¿Qué...?...porque las palabras fluyesen de mi boca, de mis labios, de mi mente y mis manos, cual río deja fluir cada gota de agua...
Mas mi parte consciente se niega a cooperar, y el subconsciente...bueno, ese se fue de vacaciones cuando empecé a crecer, y aún no ha vuelto (¿creeis que debería despedirlo?).
Sólo desearía poder cumplir mi sueño...ESE sueño, el de escribir un libro...¡un millón de páginas para mi sola, para mi mundo! Un regalo para la niña que soñó con ello, para la que aún llevo dentro y no entiende porqué me niego a darle lo único que me ha pedido.
Me siento mal por ello. Me siento mal, pero no puedo evitarlo...porque mi mente no da más de sí; porque mi imaginación se perdió por el camino, se quedó atrás mientras yo avanzaba por el sendero de mi vida, y ya no me puede encontrar. Ya no, nunca más.
Nunca más...nunca más...¿nunca más? ¡Nunca Jamás! ¡La isla de Peter Pan! el lugar al que pertenezco, y del que no debí salir jamás...quizás así seguiría viviendo en un cuento, en MI cuento...dejando que mi imaginación fuese la dueña de mi vida, mi única guía...
Mi única guía.

Tan fácil...

Es tan fácil...
apenas unas palabras
susurrada al oído,
apenas un roce
de sus labios contra mi piel...
apenas una mirada
para hacerme sentir bien.
Y es que es tan fácil...
un escalofrío
que recorre mi espalda,
un tierno beso
que se expande por mi alma...
y algo nuevo
algo que aún no sé describir bien.
Porque es tan fácil...

Para un tullido

Cuando más quiero escribir
es cuando menos se me ocurre,
y por ello he de decir
que mi mente es algo cutre.
Le debo un poema a un tullido
mas no soy capaz de pensar en nada
que no sea un cojín bien mullido,
un colacao, un libro y una cama...
es por ello por lo que acabo diciendo
que, a pesar de meterme contigo,
sabes que te quiero, que no te miento...
pero es que a veces es divertido.

Una nueva lección

Siempre nos han dicho eso de "nunca digas nunca"...ahora yo he aprendido algo más allá de eso, más valioso: tampoco digas nunca "siempre"...es igual de erróneo, pero mucho más doloroso.

Se acabó

Lo único que me quedaba de ti ahora se esfuma con el viento, lo único a lo que podía aferrarme se desvanece, ya no es nada, sólo dolor y sufrimiento.
Ahora sé que desaparecerás del todo de mi vida… para siempre…que no podré volver a verte, a sentirte, a tocarte…ahora sé que todo se acabó…para siempre.
Todo se desmorona a mi alrededor, siento que ya no hay esperanza, que todo fue en vano, que no podré recuperarte, que te perdí para siempre…para siempre.
No quiero pensarlo…aún no. Es demasiado difícil… ¡y no puedo con todo de golpe! ¡Ni siquiera he tenido tiempo para hacerme a la idea! ¡Ni siquiera he tenido tiempo para derrumbarme, tiempo para volver a recuperarme!...y me lo sueltas así…que te vas, que desapareces…y nada más.
Todo se derrumba de repente, todo ha acabado y ya no hay esperanza…es como cuando estás postrado en la cama al inicio de una gripe, cuando aún no estás muy mal, y esperas recuperarte antes de que la cosa vaya a peor…y esperas sabiendo que te recuperarás… y cuando aún estás haciéndote a la idea de que deberás pasar un par de días entre sábanas, alguien entra y te pega un tiro a bocajarro.
Así, sin más.
Todo se acaba. Sabes que ya no hay vuelta atrás, que sólo tienes dos caminos: seguir la luz del túnel y llegar a tu destino, o quedarte donde estás, esperando superarlo, con miedo a continuar…ambas son dolorosas, pero siempre hay que decidir si sigues, si te quedas.
Pero sé que tarde o temprano habré de seguir el camino que me queda marcado, que tendré que ir hacia la luz…pero aún me resulta temprano, he de quedarme aquí y madurar un poco más, viendo como todo cae, viendo como todo se hace mil cachitos, sin cerrar los ojos ni darle la espalda, mirándolo todo de frente…porque he de hacerme fuerte antes de seguir.
De todos modos ya todo da igual, toda la esperanza está perdida…y todo pasó de repente, no dio tiempo a nada…y todo se desmorona en un sin fin de preguntas que quedarán sin contestar.

¿Por qué?

¿Qué puede pedir una persona que ya lo tiene todo, todo menos lo que ya no puede conseguir?
¿Qué se le puede regalar si ya nada le hace ilusión, si perdió lo que más le importaba?
¿Qué se puede esperar de su vida si sólo necesita llorar, y ni siquiera lo hace bien?
¿Por qué no puede aceptar lo que es obvio?
¿Por qué?
¿Por qué se aferra a una esperanza que muere?
¿Por qué se ancla en una realidad que se desvanece?
¿Por qué?
¿Por qué todo vuelve a ser como antes?
¿Por qué, cuando ya tenía su vida hecha?
¿Por qué?
¿Por qué?
...¿Por qué?
¿Qué fue lo que hizo mal?
¿En qué se equivocó?
¿Por qué se empeñó en caer despacio, si de todos modos sabía que se pegaría el batacazo?
¿Por qué?
¿Por qué, si tanto amaba lo que tenía, lo dejó marchar?¿Por qué con tanta facilidad?¿Por qué?
¿Por qué?
¿Por qué, si tanto le amaba, y ahora que lo pierde, parece que le da igual?
¿Por qué?
¿Por qué?
...¿Por qué?
¿En qué momento se torció todo?
¿Cuándo dejó de ser feliz sin saberlo?
¿Cuándo?
...¿Y por qué?
¿Por qué se desvaneció todo cuando ella más necesitaba que existiese?
¿Por qué?
¿Por qué?
¿Por qué la vida juega a volverla loca, y ella enloquece?
¿Por qué?
¿Por qué sigue viva si su corazón ya dejó de latir?¿Por qué?
¿Por qué, si su mente ya no piensa, sigue dándole vueltas a todo?
¿Por qué aún lo añora?
¿Por qué?
¿Por qué no puede dejar de pensar en él? ¿Por qué?
¿Por qué?
¿Por qué?
...¿Por qué?
¿Por qué siento que no me voy a curar?¿Por qué?
¿Por qué?
¿Por qué todo se paró cuando acabó todo?¿Por qué?
¿Por qué el mundo se detuvo?¿Por qué no pudo seguir su rumbo?¿Por qué?
¿Por qué?...
Y una sola lágrima es todo lo que puedo llorar...
...¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?
Y lo único que ahora quiero es gritar, gritarle al viento mi pregunta: ¿por qué? ¿¿¿¿¿POR QUÉ?????¿Por qué?
...¿Por qué, si pudiese, volvería a caer?¿Por qué?¿Por qué?

¡No antes!

No soy tan débil como parezco,
puedo ser fuerte si es necesario:
aunque parezca una mierdecilla
que vuela con un soplo de viento,
aunque me derribe una gota de agua,
si he de aguantar una ventisca
la aguantaré...
Con toda la calma del mundo,
sin cambiar la expresión de mi cara.
Y si la ventisca amenaza con derribarme
me ataré al tronco de un árbol
"inderribable",
y allí esperaré,
esperaré el tiempo que haga falta...
hasta que pase el vendaval,
sin soltar ni una lágrima...
Y luego,
cuando todo haya cesado,
me separaré de mi árbol
y me echaré a llorar.
¡¡Mas no antes!!
No antes.

Y no lo puedo evitar

Hace ya tiempo que he de obligarme a mantener la mente ocupada...haciendo algo, haciendo nada...da igual, sólo ocupada.
Descubrí que es preciso que no piense, al menos si estoy sola durante largos periodos de tiempo (cuéntese como tal apenas unos minutos...y es que, cuando una está sola, el tiempo va despacio, muy despacio, y da tiempo para pensar mucho).
Descubrí que no debo dejar que mi mente flote, no sin alguien que me mantenga unida a la tierra pues, si me elevo muy alto, acabo por darme un batacazo contra el suelo.
Aprendí, a base de caídas, que, aunque es más fácil vivir arriba, siempre hay algo que tira de ti y, al final, te derriba.
Y ahora sé que no debo dejar que mi mente piense por sí sola, sin ponerle límites, pues cuando quiero darme cuenta, no hago más que darle vueltas a una vorágine sin fin.
Y cuando la soledad es mi única compañera, mi mente piensa y desespera, pues inventa cosas que, en principio, no han ni de existir.
Y me da miedo.
Tengo miedo, porque tiene lógica lo que mi mente piensa.
Tengo miedo, porque no sé si me engaña la lógica, o la inocencia.
No sé qué es lo que mi mente manipula, lo que vuelve del revés...o si es sólo cosa suya, o la soledad tiene que ver.
Me envuelvo en un tornado de frío y de fuego, y dejo que mis pensamientos me atormenten cual cuchillas desgarrándome la piel...mas no sé cómo pararlo, y siento vértigo al verme en lo más alto, y no saber cómo descender.
Y siento miedo de quemarme si miro a lo que veo, a lo que no quiero ver, y le intento dar la espalda mas no puedo, pues tira de mi, y me obliga a creer.
Y no quiero creerlo, y me aferro a que no es verdad...y es entonces cuando me siento sola, y me entran ganas de llorar.
Y creo que todo es obra de la puta soledad que, por mucho que la evado, me quiere acompañar...y como no la quiero tener cerca, me hace sentir mal: manipula mis sentidos, mi capacidad para pensar...y me hace imaginar cosas que hacen daño y que cuestan de curar.
Y he aprendido que, cuando ella me acompaña, no la he de escuchar, pues es sólo su juego, y yo no quiero jugar.
Y siento que esos pensamientos me destrozan por dentro, me amedrentan, se alimentan de mi y se niegan a abandonar mi cuerpo...cual parásitos...y no he de hacerles caso si quiero que mi mente y mi cuerpo sigan siendo míos...
Y no he de hacerles caso, pues embotan los sentidos, te hacen desgraciada, y no se van...
Y no he de hacerles caso, porque caigo en un abismo y, al caer, sólo veo miedo y oscuridad...y nada más.
Y dejo de ser yo misma, y soy otro animal, uno lleno de odio, de rencor, de miedo...que no saber reír, sólo llorar...
Y no lo puedo evitar...

Cegarse a lo evidente

Sabía que pasaría,
lo veía venir,
y por no hacerle caso
ahora toca sufrir.
Negué lo evidente,
quise confiar,
y por amor me cegué
y no hice más que patinar.
Y caí
Caí porque tenía que caer,
porque si te tapas lo ojos
es muy fácil tropezar...
Y mi equilibrio es precario,
y no lo pude remediar.

Cada segundo

Cada minuto, cada segundo
que paso junto a ti
es apenas un instante
que me hace ser feliz.
Cada minuto, cada segundo
que paso a tu lado
es apenas un momento,
capricho del tiempo alocado.
Cada minuto, cada segundo
que estás lejos
es una eternidad
en que añoro tus besos.
Cada minuto, cada segundo
alejados es un infierno,
pues no te veo, no hablamos,
y siento que te pierdo.
Cada beso, cada caricia
es elixir para mi cuerpo,
y me revive cada día
cuando cada día muero.
Cada palabra, cada susurro
es melodía para mi mente
cuando cada minuto es igual
y cada segundo, diferente.

Corazones solitarios

El corazón que no miente,
muere
ahogado en la soledad,
y cuando más solo se siente
puede
que haga cosas sin pensar.
Es el corazón alocado
el que vence en esta guerra,
el que late y late desbocado
en busca de otro que lo quiera.
Es el corazón que desespera,
el que pronto pierde la paciencia
el que en vez de buscar, sueña
y, al final, solo se queda.
El mío ha vencido
a pesar de no luchar,
y con un grito de triunfo
abandonó la soledad...
mas el sentimiento de estar solo
es aún difícil de olvidar,
y cuando más sólo se siente
le entran ganas de llorar.

Lonelyness and pain

I feel this lonelyness,
this lonelyness so deep in my heart
that I can't stand
waiting for your hand.
The lonelyness is killing me,
killing me in that slowly way...
and I can't stand the pain,
and I can't understand what is thinking my brain.
The pain is blinding my heart,
the pain is blinding my mind,
I can't wait for your hand,
I can't stand this feeling so bad...
I'm going to die now,
my life's going out.

Piratas

En la eternidad de un mundo infinito
la soledad me aborda cual pirata,
y dentro de mí mi alma, ser divino,
en la mar de la pena muere ahogada.
Arribad las velas de este barco fantasma,
bote que nunca tuvo un capitán
y por años solitario navegaba
sin rumbo, sin destino, en soledad.
Atrapado está entre las rocas
cubiertas por la mar,
y se tiran por la borda
tripulantes sin capitán.
En busca de la esperanza iban
mas murieron sin piedad...
se agarraban a las tablas de la quilla,
mas cayeron a la mar...

Un "saludo menos soso"

Oh!
amor de mis amores,
mi as de corazones,
estrella del desierto...
mi aventura en este cuento!
¿Cómo estás, cielo querido,
contento, o malherido?
Di que es lo primero
para que viva en mi cielo...
pues si dices lo segundo,
¡en pedazos caerá mi mundo!
¿Y no es verdad, ángel de luna,
que mis brazos son tu cuna?
Dime, niño de mis brazos,
¿qué están viendo esos ojazos?
Ya pronto nos veremos,
¡que ya te echo de menos!
Un beso nos espera...
¡ven conmigo!¡vuela!

Por dos almas que no viven

Por un beso robado
ya no puedo ni soñar,
pues el despertar es amargo
y no quiero sufrir más.
Lo que para mi fue un regalo,
para ti fue algo que lamentar
pues, aunque lo he intentado
no consigo llegarte a amar.
Triste son los días,
las horas pasan sin piedad
y mis ojos gritan lágrimas
de amarga sinceridad
que te hieren por dentro,
que me relegan a la soledad.
En blanco y negro ves tu alma,
de mil colores la veo yo,
colores que bailan y danzan
y alegran a este pobre corazón,
colores que juegan y saltan
y me llenan de estupor...
mas este cuerpo está vacío,
sólo hueso, carne y nada,
y un interior que está podrido...
soy un cuerpo que no tiene alma.

Yo no pierdo nada

Cae en picado mi mundo,
vorágine descontrolada;
se unen mil en uno
y acaba siendo nada.
Todo ocurre en un segundo:
era feliz bailando con hadas
y, ahora, prisionera en otro mundo,
me siento sola y abandonada,
y se pierden sentimientos moribundos
junto a vacías palabras susurradas...
Creí mentiras gritadas al viento,
palabras que no significan nada.
Roto queda un sentimiento,
esquirlas de lágrimas heladas,
y mi corazón es ahora cemento
y mi alama quedará sellada...
Con esto acabará este cuento,
con grises palabras amargas
que se hunden en mi cuerpo,
que lo abren, lo desgarran.
Y aunque tienes lo que yo no encuentro
no te envidia mi alma:
tú lo tienes para perderlo,
y yo no pierdo nada.

El hombro de tus lágrimas

No me voy a enfadar
si no quieres contarme porqué lloras,
sólo déjame limpiar
las lágrimas que por tus ojos asoman.
Un abrazo es lo que quiero,
ser tu hombro,
llorar contigo, cielo.
Sólo te pido, vida,
que no te disculpes,
no si tienes una herida
y, por ella, sufres.
Sólo te pido, amor,
que me abraces con fuerza
cuando sientas gran dolor:
yo seré tu coraje y entereza.

El alma perdida

Soy, de todas,
el alma triste que no deja oír su llanto,
la que por miedo a morir
nunca aprendió a vivir,
la que ríe cuando por dentro está sangrando.
Soy, de todas,
el alma triste y dolorida,
la que por no preocupar a la gente
sonríe y se traga lo que siente,
y no hará que cure su herida.
Soy, de todas,
el alma perdida en el olvido,
la que llora cuando está sola,
de la que nadie se enamora,
la que imagina lo no vivido.
Soy, de todas,
el alma que se perdió en el camino,
la que no supo volver,
la que nadie quiso ver
y, de pena, murió en el olvido.

Mi ángel

Caído desde el cielo
llega un ángel de oro y plata,
y escondida entre el hielo
aguardo su llegada.
Y revivirá a este corazón muerto,
y lo iluminará con el alba...
y yo por fin viviré mi cuento
junto al ángel que me ama.
Dorados son sus cabellos,
dorada su sonrisa encantada,
de plata sus ojos como el cielo,
de plata es su mirada.
Y florece mi corazón yermo,
y hace florecer mi alma,
y me saca de este infierno
y me llena de esperanza.
Y cuando me despierto de este sueño
me invade la añoranza,
y lloro, y desespero, y luego siento
que si cierro los ojos, aún me abraza.

Sola

Me siento tan sola,
tan perdida en este mundo,
un mundo que no conozco,
un mundo que no comprendo.
Me siento tan sola,
tan vacía, tan olvidada
en esta realidad,
una realidad que me rodea,
a la que no pertenezco.
Me siento tan sola
que al ver esa sonrisa,
la sonrisa que me conquistó,
pensé que todo cambiaría,
mas nada cambió.

Los sueños no se cumplen

Cuando más sola me siento
apareces de nuevo en mi vida
y, como escuchando mi lamento,
pretendes curar mis heridas
¡ay, en qué mal momento,
qué tarde me ofreces tu ayuda!...
tarde para aliviar este tormento,
a tiempo para llenarme de dudas:
desear estar a tu lado,
resignarme a no tenerte...
anhelar un sueño olvidado,
vivir la realidad que me pertenece.

No quiero que llores

Sentí una profunda tristeza
al ver esos ojos que lloraban,
y sentí un profundo vacío
por no saber qué pasaba.
Por un dolor que no era mio,
es por lo que me preocupaba;
una pesadilla que no me pertenecía
la sangre me helaba,
y el deseo de consolarlo
las venas me quemaba...
y no podía pararme,
pues el tiempo me apremiaba,
y el abrazo de consuelo
en el aire se quedaba.
Mas no te sientas solo:
aunque ausente, contigo estaba,
y si necesitas alguna ayuda
siempre te será prestada.

Un sueño en mil cachitos

Y saber que por siempre te perdí
ya no es desconsuelo, sino paradoja,
pues sé que nunca fuiste mio:
sólo fuiste el deseo de esta loca...
Y es que no puede ser mío
todo lo que yo quiero,
y es que cuando pensé que podía tenerte
te fundiste junto al hielo.
¿Y qué es lo que no daría yo
porque fueras tú ese que busco?...
...por saber que tu sonrisa es para mí
que para ti no hay otra en el mundo.

Puta realidad

Sabiendo que la vida son dos días,
yo voy y desperdicio tres...
¿Y para qué seguir viviendo
sino te volveré a ver?
Pensé que sería diferente,
que esta vez lo conseguiría...
mas todo fue un sueño en mi mente
y tras la noche, volvió el día...
y yo volví a la realidad,
y volví a ser consciente,
y al levantarme volví a tropezar
y tu recuerdo en mí quedó vigente.

¿Por qué tú?

Y todo lo que ahora quiero
es una sonrisa en tu boca
que me haga olvidar lo que anhelo,
que me haga temblar
y que me vuelva loca, loca.
Y todo lo que ahora quiero
es una sonrisa en tus labios
que caliente mi corazón
y que derrita todo el hielo
que allí se acumuló por años.
Y todo lo que ahora pido
es una sonrisa en tu rostro
que me haga sonreír,
reír cuando más lo necesito,
que me haga sentir
que para mi nunca habrá otro.
Y todo lo que ahora pido
es una sonrisa en tu cara
que mande mi odio al olvido
que haga feliz a esta pobre alma.

Soledad

Amiga mía,
tú, que siempre me haces compañía,
tú, que siempre estás ahí,
incluso cuando no te necesito,
incluso cuando quiero que te vayas.
Tú, la que siempre me será fiel,
fiel hasta la muerte,
déjame tranquila,
amiga mía,
que mi peor error fue conocerte.
Tú, mi única amiga
aléjate, por favor
aléjate de mi vida,
que no eres la única que me la arruina,
pero era la única que, al huir, me pilla.
Después de tanto tiempo
Tú te has convertido
en mi más íntima amiga,
la única que me conoce,
la realidad de mi vida...
Y ahora necesito,
necesito, amiga, que te vayas, que me dejes huir
y encontrar a alguien
cuya amistad no tenga fronteras ni vallas.
Necesito que me olvides,
que apartes tu vida de la mía.
Tú, mi única amiga,
amiga mía,
desaparece de mi vida:
nunca fuiste bienvenida.

Locura

Ven a mi, bendita locura
y apodérate de mi alma,
ven y llévate esta amargura
que me atormenta desde el alba.
Tú que eres la felicidad eterna
cúrame de este tormento,
pues este dolor no merma,
el sufrimiento me consume por dentro.
Cúrame de esta realidad
y protégeme en tu seno,
escóndeme en tu soledad
cuando sea presa del miedo.
Cúrame de esta realidad
y hazme olvidar esto que siento,
escóndeme en tu soledad
y róbame todos los recuerdos.
Sabes que mi mente está abierta
a todo lo que le quieras enseñar,
pues con tu sabiduría siempre aciertas
la mejor manera para hacerme olvidar.
Cobíjame en tu inocente felicidad
hasta que la muerte me reciba,
pues prefiero morir feliz
a morir por una realidad marchita.
Tengo miedo de seguir viva
si mi vida sigue siendo real,
pues la realidad sólo es problemas
que sólo tú sabes solucionar.
Mándame a un mundo de fantasía
donde el color se puede tocar,
un mundo donde todo brilla,
donde nada cesa de cambiar,
pues un mundo que no cambia
deja de ser irreal.

A un gran AMIGO

En el vacío de mi memoria
sigue viva tu mirada,
y el recuerdo de esos ojos
que alegres me miraban.
Sigues vivo en el pensamiento
de aquellos que te amaban,
y aunque ya te hayas marchado
nuestras voces aún te llaman,
pues fuiste un gran amigo
que por no hablar, ladraba,
y ni la muerte ni el destino
separarán nuestras almas.

Esperanza

En la eternidad de la esperanza
este sueño anda perdido,
y refleja esa añoranza
que se siente en el olvido...
pero nunca se despierta
ni se deja amedrentar,
pues la esperanza es eterna
y no lo deja despertar.

Enemigos

Saboreo mi victoria,
me regodeo en tu pesar,
me ahogo entre mis risas
y tú no dejas de llorar.
Nado entre tus lágrimas,
ya no puedes ni soñar:
las pesadillas te amedrentan
cuando me oyes susurrar.
Me siento bien al verte huir
cuando el miedo te supera...
no lo vas a conseguir:
la muerte te espera.

Recuerdos

Por más que intento olvidar,
olvidarte no puedo
y por ello no me gusta pensar,
pues cuando pienso, recuerdo
y es que es más fácil no recordar
que olvidar lo que más quiero.