Mi humilde petición

Sería de agradecer que cada cual deje sus comentarios en la entrada que crea oportuna...tanto los buenos como los no tan buenos. Así puedo hacerme una idea de cómo mejorar y en qué aspectos :)

jueves, 14 de junio de 2012

Absurdo

Después de tanto tiempo, saco pluma y pergamino y dejo que la punta de la primera rasgue la fina superficie de segundo bajo las órdenes de mis manos, los deseos de mi mente y la forma inequívoca de las palabras que manan de mis dedos. Es una sensación liberadora.
No hay razón aparente, no hay necesidad acumulada,  ni siquiera sentimiento expresable que me lleven a escribir, no más que el hecho de quererlo, el necesitarlo y que me hace sentir bien… ¿Y para qué más? No es necesario tener razones para tener ganas, igual que no es necesario tener necesidades para quererlo hacer. Es escribir por escribir y sentirte bien para no sentirte mal, una obviedad como un castillo sin necesidad de nada más.
Sentimientos buenos, sentimientos malos  y algunos que ni fú ni fá, ¿qué más da? Sentimientos son, y como tal se van a quedar…a no ser que los escribas. Si los escribes dejan de ser sentimientos para convertirse en algo más, en una forma de expresarlos (absurdo, no lo niego, pero es que soy la reina de la absurdez…o la absurdidad, según se mire).
Palabras, palabras y más palabras, sin sentido alguno o con él (o con sentido alguno y luego al revés). Palabras de vuelta y media (Aticurepac) o palabras de vuelta y mitad (Tacirupeca) que te escriben mil historias, cuatro poemas y cuentos sin contar.
Palabras que a mí vienen, palabras que luego se van…unas dejan su huella y otras pasan si más, pero todas son palabras, y todas se han de usar.
Y como ya no se me ocurre nada, y no tengo ganas de pensar más, concluyo este tema diciendo tralarí-tralará… o ralatrá-rilatrá, ¡dependiendo si lo lees hacia delante o hacia atrás!