tag:blogger.com,1999:blog-1202618948919204192024-03-13T14:27:21.254+01:00Mis escritosBueno, no hay más que lo que a veces se me ocurre, y después escribo...¡comentad para que pueda mejorar!Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.comBlogger104125tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-61757711161830491032013-10-01T17:33:00.003+02:002013-10-01T17:33:41.638+02:00El guerreroUn suspiro y media vuelta.<br />
Llevaba horas tumbado en su lecho, esperando a que despuntara el alba. Sabía que debía estar descansado al día siguiente, pues iba a ser un día importante; sin embargo, no era capaz de conciliar el sueño. Había dado varias cabezadas ligeras, sin apenas terminar de cerrar los ojos, pero se despertaba en seguida, de golpe y sopetón: estaba demasiado nervioso como para dormir.<br />
Hacía rato que había desistido en el intento de mantener la raída sábana sobre su inquieto cuerpo pues, cada vez que se giraba, éstas acababan apresándolo firmemente o en el suelo.<br />
Los primeros rayos de sol colorearon el cielo y sonó el canto de un gallo madrugador. Había llegado la hora de levantarse...¡Por fin! Estaba nervioso y cansado, pero la hora de la batalla final se estaba acercando y su incertidumbre llegaría a su fin.<br />
Con deliberada lentitud, pasó una pierna por el borde de la cama, seguida de la otra, y se incorporó. Tras desperezarse y estirar la espalda, se pasó las manos por la cara y el pelo, pensando cuál sería el siguiente paso que tenía que dar. Le pareció que pasaba una eternidad sentado en la cama hasta que finalmente decidió ponerse en pie. No tenía ningunas ganas de enfrentarse a su cruel destino.<br />
"El enemigo nos advirtió que hoy sería la última batalla", reflexionó mientras buscaba su ropa interior. "Las batallas anteriores no eran más que un entrenamiento para llegar a esta. Esta batalla decidirá mi futuro; esta batalla dará fin a la guerra o la alargará un año más... Y yo he de salir victorioso o perecer en ella".<br />
Frenó en seco sus reflexiones al darse cuenta de que se había colocado los calzones al revés; con cara de disgusto, volvió a quitárselos, se los puso del lado que era, y recogió del suelo la cota de malla que había dejado tirada la noche anterior de cualquier forma.<br />
"He luchado y ganado todas las batallas anteriores...deberían eximirme de luchar en esta, dármela por ganada también", pensó mientras se ajustaba el peto sobre la cota de malla. "Me está estrecho...¿Por qué lo pedí tan estrecho?"<br />
Terminó de ajustarse las botas de hierro sobre los calzones, protegiendo así las partes del pie y la pierna que no cubrían el resto de la armadura. Se echó un vistazo a sí mismo, suspiró un tanto abatido y salió de su pequeña habitación.<br />
Pronto tuvo que hacer frente a su primer desafío de ese día: su madre le salió al paso al cruzar por delante de la cocina, de camino a la calle.<br />
-¿No vas a desayunar nada?- le preguntó.- Hoy va a ser un día muy importante y vas a necesitar muchas fuerzas.<br />
-No tengo hambre, mamá- le respondió él- además, no tengo tiempo para comer nada, ya llego tarde.<br />
- No puedes enfrentarte a un enemigo tan poderoso con el estómago vacío- le reprendió ella- has de actuar con astucia, y no podrás hacerlo si te distrae el hambre.<br />
Con un suspiro de resignación el héroe cogió un trozo de pan, lo untó en mantequilla, y se lo comió de un bocado que ayudó a bajar con un trago de leche.<br />
-Adiós, mamá- le dijo mientras salía de la cocina.<br />
-Vuelve pronto- susurró ella con la cara crispada en una mueca de frustración. Definitivamente, no creía que un trozo de pan con mantequilla y un trago de leche fuesen un desayuno suficiente...¡Y menos si no masticaba el pan! Poco a poco se le fue suavizando la expresión en el rostro; al fin y al cabo, su hijo estaba nervioso por la dura batalla que iba a tener que librar.<br />
Antes de salir de casa, en el recibidor, el joven guerrero se ajustó el yelmo sobre los rizos azabache y enfundó su espada.<br />
Con paso decidido, atravesó el umbral de la puerta, se dirigió al establo, montó sobre su caballo más veloz y lo espoleó para que enfilase el camino que tenía delante. Al cabo de una hora, descabalgó del animal y lo ató junto a los demás caballos, los de sus compañeros de batalla; junto a estos, cientos de carruajes permanecían aparcados, esperando el regreso de aquellos guerreros que habían optado por un viaje más cómodo y rápido. Y, delante suya, el edificio donde se llevaría a cabo la batalla.<br />
Tras comprobar que su espada seguía en su sitio, y aparentando más tranquilidad de la que realmente sentía, el caballero se alejó de su caballo y atravesó los pesados portones del edificio. Había llegado la hora. <br />
No había nadie en los anchos pasillos de aquel edificio...¿Qué hora era? ¿Acaso estaban todos enfrentándose ya a su feroz enemigo? ¿Habían empezado sin él? La prisa se apoderó de su cuerpo y obligó a sus piernas a correr. Tan rápido recorrió los pasillos que a punto estuvo de pasar por alto la gran sala donde se reunían sus compañeros de batalla y el enemigo.<br />
Se colocó frente a la puerta, respiró hondo para serenarse y asió el pomo de la puerta con firmeza y coraje. A fin había llegado la hora.<br />
Entró en la sala con paso decidido, miró a su enemigo resueltamente, y se sentó donde éste le indicaba, deshaciéndose del pesado yelmo. Afortunadamente, la batalla aún no había comenzado.<br />
Un par de interminables minutos y tres rezagados más tarde, el enemigo colocó su desafío delante de cada valeroso guerrero. A su señal, los silenciosos guerreros desenfundaron sus bolígrafos y dieron la vuelta al papel que aguardaba en sus pupitres. El examen había comenzado, y la suerte estaba echada. Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-54205473950299253732013-08-27T20:17:00.003+02:002013-08-27T20:17:52.134+02:00La nanaEl niño está nervioso, busca palabras que no encuentra, y el único consuelo que yo puedo darle es mi hombro. Noto cómo se le corta el llanto en un suspiro que nada bueno aguarda y, asustada, guío el torrente de sus lágrimas hacia mi hombro, para que no se pierdan.<br />
-Shhhh- le susurran mis labios, tiernamente apoyados sobre su frente.- Shhhh.<br />
El suspiro se pierde entre sus dedos crispados, pero noto cómo relaja los hombros, libres del peso de las palabras que peleaban por salir. Dejo que mis dedos se pierdan entre los hilos de su pelo, tomo aire y, sin abrir la boca, dejo que las palabras atraviesen mis labios.<br />
Lentamente, casi con pereza, dejo que mi nariz dé forma al aire que expele.<br />
<i>"¿Dónde está...?"</i><br />
El niño levanta la cabeza y me mira. "¿Qué?", me pregunta su mirada, su gesto, y hasta las palabras que no puede pronunciar: no le doy tiempo.<br />
<i>"¿...mi niño chico...?"</i><br />
Sigo entonando. El ritmo es tan lento que la melodía queda deforme, privada de los acordes que le dieron la vida. Pero él entiende y vuelve a posar la cabeza sobre mis hombros, conforme.<br />
<i>"¿...que lo quiere su mamá?"</i><br />
Las palabras se cortan sin ser pronunciadas; apenas se intuye su forma entre la destrozada melodía, carente de la mitad de sus notas. Pero él las entiende. Noto cómo sonríe sobre mi pecho.<br />
<i>"¿Dónde está...?"</i><br />
Las notas, las pocas notas que abandonan el aire de mi nariz, suenan chirriantes, incompletas, como elegidas al azar en un instrumento mal afinado. Pero el niño se relaja; primero caen los hombros, espira el aire retenido, y deja que sus brazos y piernas recuperen el peso que evitaba depositar en mí.<br />
<i>"¿...lo más bonito?"</i><br />
Un ronquido. La melodía es tan lenta, tan perezosa, que cada palabra tarda poco menos que una eternidad en cruzar la barrera de mis labios, aún cerrados. Se oye otro ronquido, profundo y suave, apenas más alto que un suspiro. Yo sigo.<br />
<i>"Dímelo tú dónde está"</i><br />
Mis espiraciones son cada vez más bruscas, más distanciadas, y la melodía sale cada vez más mutilada; las suyas, sin embargo, son cada vez más amplias y suaves, a cada cual más relajada.<br />
Acabo mi melodía y ésta, cuya agonía ha sido tan lentamente alargada, está feliz de ser acabada.<br />
El niño descansa. Su respiración es cada vez más pausada, su cuerpo más pesado. Una débil sonrisa ilumina su cara.<br />
Y yo permanezco atenta: no puede ser tan fácil...¿O sí?<br />
No tarda en llegar.<br />
El brazo del niño se crispa en un pequeño espasmo. Lo sigue el resto del cuerpo. Su respiración se vuelve agitada y gime asustado. Una pesadilla.<br />
Deslizo los dedos a lo largo de su rostro, y su cuerpo deja de moverse, pero su pecho sigue subiendo y bajando a un ritmo desenfrenado. Y yo vuelvo a empezar.<br />
<i>"Despierta, niño despierta"</i><br />
Ésta vez tarareo la melodía: es más fácil, cansa menos, y consigo rescatar todas las notas. Aun así, sigue siendo lenta y muda, sin más sonido que el "tarara".<br />
<i>"Que el día ya comenzó"</i><br />
El niño vuelve a respirar suave, tranquilo.<br />
<i>"Y los pajaritos cantan"</i><br />
Su cuerpo descansa, laxo y pesado, sobre mi brazo y mi pecho.<br />
<i>"Y las nubes se levantan"</i><br />
Acabo la nana por segunda vez. El niño abre los ojos y me mira desconcertado. Yo le beso la frente.<br />
-Ha sido una pesadilla- le susurro.<br />
Él sonríe, se da la vuelta y cierra de nuevo los ojos. Ésta vez, mis labios susurran cada palabra en su oído, suaves, tiernas, siguiendo la melodía tal y como la marcan sus tiempos y silencios. Al fin, el niño se duerme. Me quedo a su lado, observando sus sueños y desterrando las pesadillas que le amenazan.<br />
El niño duerme, las pesadillas ya no están.<br />
<i>"La luna ya se escondió"</i>.<br />
<br />Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-11585387665638254082013-03-25T23:35:00.003+01:002013-03-25T23:35:28.886+01:00EPÍLOGO<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-¿María? María, despierta -la llamaba su padre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La chica de dieciséis años abrió los ojos. Aún tenía
la cabeza apoyada en el frío cristal de aquella habitación en el crucero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-Ya está saliendo el sol, -la informó su padre- te
vas a perder las pocas vistas que vamos a tener de este fiordo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La chica miró fuera y descubrió que el enorme barco
había comenzado a moverse para salir del fiordo. Se fijó en los árboles que
podía atisbar a través de los dispersos jirones de niebla que quedaban.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A pesar del frío que debía hacer en cubierta, se
levantó, salió y se apoyó contra la barandilla, con la mirada perdida en el
espeso manto verde que comenzaba a abrirse ante sus ojos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Recordaba haber soñado algo mientras dormía, e
intentó evocar las imágenes del sueño. No sabía bien lo que era, pero sabía que
había sido un sueño muy real.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">De repente, una brisa fría, casi helada, le acarició
la cara y se metió en lo más profundo de su cuerpo, desafiando las cuatro capas
de ropa que llevaba puestas a pesar de ser mediados de julio; en Noruega, eso
era normal, por mucho que se quejasen los demás.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La brisa se hizo insistente, y comenzó a dañarle la
piel. Algo más espabilada, María sintió, de alguna forma, que el frío trataba
de advertirla sobre algo, sobre un peligro, pero no acertaba a adivinar de qué
se trataba. Entonces, sin previo aviso, un escalofrío recorrió su espalda,
haciendo que se arqueara ligeramente, y sintió una pequeña punzada de dolor en
lo más profundo de su ser, tan pequeña, que casi creyó que era sólo el recuerdo
de haberlo sentido antes; sus ojos se nublaron momentáneamente, y sintió que se
mareaba cuando la imagen ante sus ojos se combó y volvió a su posición normal.
Fue entonces cuando la chica recordó una imagen de su sueño…una imagen, y un
nombre: era una duende en medio de un bosque que acababa de quedarse solitario,
excepto por la presencia de la propia duende y una dríade que se acercaba a
ella. ¿Cómo se llamaba? Sí, ya recordaba, se llamaba Dumbaria, lo recordaba
porque ese nombre contenía el suyo propio. Dumbaria.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Un desgarrador grito llegó a sus oídos, arrastrado
por la brisa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ella conocía ese grito, lo había oído antes en algún
sitio. Era un grito lleno de dolor y tristeza, un grito desesperado. Era un
grito que había escuchado mientras soñaba, y ahora había vuelto a escucharlo
porque había evocado la imagen de la duende llamada Dumbaria… ¿o no? <o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-80603575775814518112013-03-25T23:34:00.004+01:002013-03-25T23:34:53.401+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA XVI<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En ese momento, un tremendo escalofrío recorrió la
espalda de Dumbaria haciéndola encorvarse hacia atrás. Un desgarrador alarido atravesó
las barreras de su boca, rasgando el silencio que había caído sobre el renovado
campo de batalla tras la retirada de todos los soldados. Un reguero de lágrimas
cayó sobre la hierba que había a sus pies, tornándola negra. Su cuerpo cayó
inerte al suelo, y sus ojos abiertos dejaron de ver nada, nublados por el
dolor. Antes de desmayarse llegó a ver una imagen en su cabeza: un trasgo que
había sobrevivido había atacado a Jyles por la espalda. El duende que en ese
momento estaba desprevenido y agotado, había caído inconsciente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dumbaria despertó en los brazos de una dríade que
acudió en su ayuda, pues se encontraba a escasa distancia de la duende cuando
ésta gritó. Dumbaria notó que tenía la cara empapada, y aún sentía un gran
dolor en su interior, aunque iba remitiendo. Abrió los ojos y vio la cara de
preocupación de la dríade que, asustada, intentaba encontrar la causa de tal
grito.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-¿Te encuentras bien, Dumbaria? -le preguntó- ¿Qué
ha pasado? -su voz era entrecortada y nerviosa, y Dumbaria podía notar que le
temblaban las manos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-¿Dónde está Jyles, Ïrina? ¡¿DÓNDE ESTÁ JYLES?!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La dríade miró a su alrededor, intentando avistar al
duende.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-No lo sé, no lo he visto regresar. - la
preocupación se acentuó en su rostro, y su mirada se oscureció como una noche sin
estrellas- ¿Qué ha pasado? -volvió a preguntar Ïrina, presa del pánico- ¿Está
bien Jyles?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Sin responder, Dumbaria se levantó de un salto y
comenzó a correr, esquivando los árboles, hacia el lugar donde sabía que había
caído su compañero, ya olvidadas las náyades y las sirenas. Cuando llegó al
sitio en cuestión, Dumbaria no vio más que árboles y un hueco vacío en la
hierba.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-No puede ser -dijo en voz alta, a nadie en
particular.- No puede ser -repitió desesperada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Se desplazó a lo largo del claro, aún sin creerse
que el duende no estuviese allí, inconsciente, pues eso suponía que el trasgo
se lo había llevado prisionero. Sabía que estaba vivo, podía notarlo, pero muy
débil, seguramente en algún lugar donde no podría renovar su magia. Estaba
temblando descontroladamente, por lo que se abrazó el cuerpo para evitar que
sus manos y brazos siguiesen agitándose con violencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“¿Jyles?”, intentó llamarlo. “¡¡¡JYLEEEEEES!!!”,
gritó, desesperada, cuando no obtuvo respuesta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dumbaria, asustada y desesperada, se dejó caer de rodillas y comenzó a llorar amargamente.
Allí donde sus lágrimas caían, una florecilla negra nacía llena de vida, de
tristeza y melancolía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La niebla acabó de dispersarse del todo y los
primeros rayos de sol que se veían aquella mañana acariciaron el rostro de
Dumbaria, débilmente, como si temieran borrar sus lágrimas. Uno de esos rayos,
más despistado que los demás, se aventuró en el claro, ligeramente a la derecha
de Dumbaria, haciendo brillar algo que había en el suelo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La duende, aún con los ojos anegados en lágrimas,
fijó la vista en el objeto brillante; se trataba de un anillo de plata recogido
en una fina cadena. El anillo de Jyles.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como si de un sueño se tratase, Dumbaria se levantó
y se desplazó hacia donde brillaba el anillo. A cada paso que daba, varias
florecillas negras nacían a los lados de sus pies creando un pequeño caminito
delimitado por las mismas. La duende recogió el anillo del suelo y lo miró como
si no supiese qué era. Sintió en sus dedos el peso de las dos espadas de su
compañero, luchando por salir de la prisión que les confería el anillo para
volver con su dueño.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A su alrededor ya había formado un manto de florecillas
negras bastante altas cuando la mano de la duende se cerró en torno al anillo,
con fuerza. Su mirada se tornó oscura y su rostro furioso, vengativo. Tan
rápido como habían aparecido, las lágrimas dejaron de manar de sus ojos y se
secaron en su rostro en su camino hacia el suelo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dumbaria levantó la cabeza y miró al horizonte. Se
colocó el anillo de su compañero alrededor del cuello, junto al suyo y, decidida,
comenzó a moverse hacia donde su instinto la guiaba. Su paso era lento y suave
sobre la hierba, pero no había rastro de duda en sus movimientos…<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-22002651849181502292013-03-25T23:34:00.000+01:002013-03-25T23:34:00.499+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA XV<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dumbaria ya había comenzado con dichas tareas. Los
que habían acabado la guerra se dedicaron a buscar a los heridos ayudándose de
su capacidad, aunque más reducida que la de Dumbaria y Jyles, de comunicarse
entre sí. Los ayudaban a recuperarse, siempre empezando por los más dañados, y
éstos a su vez, una vez recuperados, ayudaban a los demás. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dumbaria se fue acercando a los coros de silfos
protectores y los ayudó a recuperarse con mayor rapidez. Éstos, una vez
recuperados del todo, se unieron a las hadas más jóvenes en su tarea de enviar
energía a las hadas que mantenían activo el hechizo, ya que era necesario que
la niebla perdurase, al menos, hasta que todos los trolls estuvieran
recuperados y refugiados en las montañas. Las hadas, a pesar de haber sido las
primeras en ponerse a trabajar, serían las últimas en regresar a tierra. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Puesto que los elfos habían sido los menos dañados
durante la batalla, exceptuando alguna baja y algún que otro muerto, se
dedicaron, por grupos, a ayudar a los dragones, pues ellos no tenían la misma
capacidad de renovar sus energías que las otras criaturas más pequeñas, y
requerían de la ayuda de éstas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Otro grupo de elfos, por su parte, fue hacia la zona
quemada para extraer la energía maligna de la tierra y expulsarla de sus
cuerpos, para ayudar a la hierba y los árboles a regenerarse con mayor
prontitud. El fuego era, sin lugar a dudas, el peor enemigo de la Madre Tierra.
Continuaron con esta tarea hasta que el color negro desapareció por completo de
la tierra y los árboles; poco a poco las primeras briznas verdes sustituyeron a
las quemadas, y más lentamente aún, los troncos de los árboles recuperaron su
color marrón, y pequeñas hojas empezaron a aparecer en los extremos de sus
ramas. Mientras el resto de las
criaturas se recuperaban, los elfos ayudarían a recuperarse a la Madre Tierra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Tras su trabajo con los silfos, Dumbaria se dirigió
hacia el dragón más cercano, uno de los que aún no recibía ayuda. Era uno de
los más jóvenes, uno de los que había ido con jinete, tenía un profundo corte
triple en el cuello, producido por los colmillos de uno de los lagartos, y
agonizaba ya a punto de morir; el jinete
estaba unos metros más allá, sin vida. La
duende se acercó al dragón y posó sus manos junto a sus heridas. Empezó a
transmitirle la energía de la Madre Tierra a la pobre criatura con tanta fuerza
que sintió que le transmitía parte de la suya propia. Muy lentamente, el
pequeño dragón volvió a abrir los ojos, y más lentamente aún Dumbaria notó cómo
se cerraban las enormes heridas bajo sus manos. La respiración del dragón se
fue normalizando poco a poco hasta que las heridas cerraron del todo. La duende
dejó caer las manos y, exhausta, cayó de rodillas sobra la hierba y comenzó a
absorber energía para sí misma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El dragón se mantuvo tumbado un rato más,
recuperando las fuerzas por sus propios medios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dumbaria se dirigió hacia otro de los dragones, y
realizó el mismo proceso. Vio, por el rabillo del ojo, que los trolls habían
comenzado a replegarse, llevando consigo a los más débiles, mientras los
ayudaban transmitiéndoles su energía propia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“¿Jyles?”, llamó. Hacía ya rato que el duende debería
haber regresado y, a pesar de que si le hubiese pasado algo, ella lo habría
sabido, empezó a preocuparse.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Estoy llegando, he tenido un pequeño contratiempo”,
le respondió, al tiempo que le mostraba una imagen de una de las criaturas
peludas, que al parecer había huido de la batalla, embestir contra él hasta que el duende
consiguió vencerlo. La diferencia de tamaño y el cansancio del duende habían
hecho que la embestida durase más de lo previsto, dejándolo, a su vez, más
cansado de lo que ya estaba, pues la energía que corría por su cuerpo lo hacía
con tal pereza que parecía que tardaría años recuperarse del todo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Más relajada, Dumbaria siguió con su tarea ayudando
a los dragones a sanar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Le llegó el informe de los trolls: todos los que
habían sobrevivido estaban ya a buen resguardo del sol. Transmitió esta
información a las hadas, que volvieron sin demora a tierra, casi más dejándose
caer estrepitosamente, agotadas, que en un descenso más pausado y elegante,
como solía ser habitual en ellas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A medida que la niebla se iba desvaneciendo, con
lentitud, los dragones, protegidos de las miradas ajenas por el inmenso follaje
del lugar, se fueron desplazando también hacia las cuevas que les servían de
escondite diariamente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ya eran pocos los heridos que quedaban, y la mayoría ya podía valerse por sus propios
medios, por lo que las distintas especies se fueron replegando. Los elfos
volvieron a sus hogares en las cuevas tras las cascadas; las hadas y silfos volaron
al interior del sur del país, donde había más flores; los duendes regresaron a
sus madrigueras tras los acantilados que habían usado los elfos para tener una
visión completa y despejada del campo de batalla; y las dríades se subieron a
sus árboles, tanto a los antiguos como a los que habían surgido nuevos gracias
a la ayuda de los elfos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Fue la propia Madre Tierra la que se encargó de los
cuerpos sin vida de sus hijos, tanto de los que aún la amaban y lucharon por
ella, como los de los que habían dejado de amarla tiempo atrás y la
perjudicaron. Más rápido de lo que podría haberlo hecho cualquier criatura, la
Madre Tierra hizo desaparecer los cuerpos de todos los caídos entre sus propias
entrañas, y los usó para acelerar la recuperación de la zona que se había
quemado y que los elfos habían limpiado de malas energías hasta devolverle la
vida; de no haber sido por ese gesto, la recuperación de esa zona habría durado
muchos años, y la nueva vida habría nacido enferma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Las náyades”, pensó Dumbaria para sí; “tengo que
hablar con las sirenas que mantienen cautivas”.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-16093099144981162742013-03-25T23:32:00.001+01:002013-03-25T23:32:58.464+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA XIV<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cuando todas las tropas de refuerzo hubieron salido
de la cueva para unirse a la batalla contra los cansados duendes, Jyles salió
tras ellos sin hacer ningún ruido. Inmediatamente se subió a un árbol y comenzó
su persecución desde las alturas, ágil y silencioso cual felino. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Antes de separarse de Dumbaria, el duende había
empezado a crear un plan de ataque que le permitiese salir con vida de una pelea
con casi un centenar de soldados; una vez fuera de la cueva, ya desde la copa
de los árboles, desechó dicho plan con una sonrisa incrédula, e inició un
ataque improvisado. No podía creer que fuese a luchar contra unas criaturas tan
estúpidas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Al ser la boca de la cueva tan estrecha, los
soldados enemigos habían tenido que salir en filas de a tres, y habían
mantenido esa formación para la marcha hacia el campo de batalla. Tal y como
habían llegado sus compañeros, éstos también marchaban muy ruidosamente, pisando
el suelo con gran fuerza entre gritos de guerra, pero a paso lento, sin correr;
al parecer, la pelea entre ellos los había agotado más de lo que eran capaces
de soportar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Jyles se dejó caer sin apenas ruido tras la última
fila de la formación. El anillo que llevaba al cuello brilló tenuemente, y sus
dos espadas aparecieron en sus manos justo cuando sus pies rozaron el suelo.
Antes de que ninguno de los tres últimos soldados supiese qué estaba pasando,
sus cabezas rodaban por el suelo, sus cuerpos se habían desplomado al son de
los pasos de sus compañeros, y Jyles había vuelto a la copa de los árboles, ya
sin espadas. Tal era el ruido que hacían los orcos y trasgos, que no se dieron
cuenta de lo ocurrido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El duende realizó ese mismo movimiento diez, quince
veces más. Con cada fila de soldados que caía, el riesgo de ser descubierto era
mayor, puesto que el ruido que hacían los que quedaban con vida iba
disminuyendo. Jyles rezó a la Madre Tierra para que le permitiese seguir el
ataque hasta que quedasen menos de una veintena…a ser posible, no más de tres
filas, aunque no contaba con ello.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Poco a poco, el número de orcos y trasgos se fue
reduciendo, así como el ruido que hacían. Jyles saltaba a tierra y realizaba su
maniobra de ataque cada vez que lo consideraba prudente. Quedaban ya apenas una decena de filas cuando
la marcha de los orcos y trasgos comenzó a titubear, sobre todo las últimas
filas, quedando las primeras aún ajenas al problema. En los dos ataques
siguientes, en lugar de atacar sólo a la última fila, Jyles se arriesgó a
atacar dos filas cada vez, dejando en marcha sólo a las seis primeras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los cuerpos de los últimos soldados al caer hicieron
demasiado ruido, pues los cánticos de guerra también se habían hecho más
titubeantes debido al nerviosismo que empezaba a reinar en la columna de los
rezagados; Jyles consiguió subir al árbol más cercano por los pelos, justo
cuando la marcha se detuvo y los pocos supervivientes se dieron la vuelta,
confusos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Durante un primer instante, reinó la confusión entre
los orcos y trasgos, pues lo que vieron al girarse fue que el camino estaba
marcado por los cuerpos sin cabeza de todos los compañeros de la retaguardia.
Tras ese instante, los soldados restantes comenzaron a gritar de rabia e
impotencia, mientras buscaban con la mirada al posible atacante.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Apenas había comenzado el alborozo, se hizo un
silencio absoluto, pues se había vuelto a oír el sonido sordo de varios cuerpos
al caer sobre la hierba. Aprovechando el ruido y la confusión, las dos primeras
filas habían sido decapitadas, y el atacante había vuelto a desaparecer.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En un momento de lucidez, los soldados volvieron a
girarse por si el atacante volvía a estar a sus espaldas, pero encontraron sólo
los cuerpos sin vida que marcaban el camino por el que habían llegado hasta
donde estaban.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mientras, la voz de Dumbaria llegó a la cabeza del
elfo. “Estamos acabando con los agonizantes”, le informaba. “La guerra ha
terminado. Hemos vencido”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El duende, en un ataque de arrogancia, se deslizó
por la rama y se dejó caer haciendo un leve ruido que sabía que alertaría a los
que aún quedaban en pie. Éstos, aún confusos, volvieron a girarse, temiendo encontrar más
cuerpos sin vida; en su lugar, vieron a Jyles, completamente desarmado y con un
gesto de burla pintado en la cara.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-¡BUH!- dijo, sin alzar la voz, mientras las dos
espadas aparecían en sus manos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Sólo quedaban seis soldados, y los tres primeros
cayeron antes de poder reaccionar; sin embargo, los otros tres tuvieron tiempo
de alzar sus espadas y sus mazos para reprimir el ataque. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Tras unos instantes de lo que parecía ser una lucha
encarnizada entre los dos orcos y el trasgo que quedaban contra el duende,
Jyles hizo un amago de retirada hacia atrás y, aprovechando el impulso de sus
contrincantes, se inclinó hacia delante e hincó sus dos espadas en la barriga
de los dos orcos, y con un movimiento fluido las retiró y realizó un tajo con
cada una en el abdomen del trasgo, que
se encontraba colocado entre los dos orcos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El trasgo había aprovechado el ataque a los orcos
para atacar al duende, y le había acertado con la espada en un costado antes de
recibir el tajo mortal de las dos espadas de Jyles, y caer fulminado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Jyles, con el costado izquierdo chorreando sangre,
hizo desaparecer las espadas, se apoyó en el árbol del que acababa de saltar y
se dejó caer hasta el suelo hasta que sus manos estuvieron en contacto directo
con el mismo. Notó cómo la energía comenzaba a fluir a través de sus dedos y se
dirigía directamente a la herida de su costado, sanándola lentamente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“He acabado con ellos”, informó cuando la herida
hubo sanado. “Se acabó”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Jyles se levantó, ya sin esfuerzo tras haber
recuperado toda la energía que necesitaba, y comenzó su regreso, sin prisas,
hacia el lugar donde se había desarrollado la batalla para reunirse con los
suyos y ayudar con los heridos a recuperarse, y a los trolls a resguardarse
antes de que cayese el muro protector de niebla.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-7762136953764376212013-03-25T23:31:00.001+01:002013-03-25T23:31:33.572+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA XIII<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Buscó en las mentes de sus tropas y descubrió que
dos de las náyades que habían salido a la superficie habían muerto, una de
ellas calcinada, y la otra asfixiada al no poder llegar a tiempo al agua. Las
demás se encontraban a salvo en las cuevas submarinas que antes habían usado
como refugio, vigilando a las sirenas que habían podido capturar como
prisioneras, y recuperándose de las quemaduras que el fuego había causado a
algunas de ellas. Al parecer, las sirenas se habían rendido y permanecían
sumisas desde que el bosque había comenzado a arder. Ellas eran criaturas del
mar, pero recordaban los tiempos en los que habían amado a la Madre Tierra, y
aquello les parecía una crueldad: su lucha era con las criaturas que habitaban
la tierra, no contra la Madre Tierra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Escuchó un quejido muy leve a su izquierda, apenas
un suspiro. Al girarse descubrió a una dríade en el suelo, a cierta distancia.
Estaba agonizante, al borde de la inconsciencia, pero viva aún; su cuerpo por
lo general del mismo tono marrón de los troncos de los árboles, estaba negro y
lleno de ampollas y sangre. Se acercó a ella corriendo, y se agachó a su lado.
Sin perder un instante, posó sus manos sobre la cabeza de la dríade y
comenzó a extraer energía de la Madre
Tierra para transmitírsela a ella. Tras unos instantes, la dríade dejó de
quejarse y empezó a recuperarse; su piel fue sanando, y poco a poco recuperó su
color natural, aunque en algunas zonas, las que habían estado más expuestas al
fuego, quedaron llenas de manchas negras que ya no podría borrar. Cuando
Dumbaria estuvo segura de que la dríade sería capaz de obtener la energía por
sí sola, y tras asegurarse de que no correría peligro, la duende volvió a
avanzar hacia la batalla. Sabía que la dríade haría lo mismo en cuanto hubiese
recuperado fuerzas suficientes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Inmediatamente dio órdenes de reagrupamiento; debían
cercar a sus enemigos, ahora en menor número que ellos (y probablemente
esperanzados por la inminente llegada de casi doscientos soldados más que no
sabían que ya no llegarían). Ordenó a los elfos, los que menos bajas habían
sufrido, que dejasen el arco hasta nuevo aviso, a no ser que tuvieran a algún enemigo
a tiro y sin posibilidad de fallo, o que viesen desde las alturas que se iba a
producir un ataque por la espalda. Igualmente, los trolls armados con onzas y
piedras debían seguir las mismas órdenes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el aire, los dragones que quedaban mantenían la
guardia en torno a los coros de hadas (algo más reducidos que al principio de
la batalla, lo que había supuesto que la niebla se dispersase un poco); ya no
quedaban más que un par de lagartos alados, quizás tres o cuatro, y uno de
ellos estaba moribundo. Sin embargo, Dumbaria no quería arriesgarse a que un
ataque a alguno de ellos supusiese una brecha en el escudo protector que habían
formado, de forma que otro pudiese atacar a algún hada más; no si podía
evitarlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los trolls, los duendes y las dríades que quedaban
en pie, algo más de un millar entre todos, fueron arrinconando a sus enemigos,
que se encontraban en un número considerablemente inferior, y que empezaban a
impacientarse ante la tardía llegada de sus compañeros. Dumbaria pudo ver los
estragos que el fuego había causado en muchos de ellos, tanto en los de su
bando como entre sus enemigos: estaban todos cubiertos de hollín y ceniza, y
casi todos tenían ampollas y quemaduras en la piel. Los rostros de sus
compañeros de batallan reflejaban desánimo e ira, pues el enemigo, en su afán
por ganar, se había atrevido a dañar de una forma tan cruel y humana a la Madre
Tierra. Ese acto era imperdonable. Incluso en las caras de los orcos y trasgos
se leía el abatimiento y la pena.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">De vez en cuando, caía silbando desde el cielo una
certera flecha que acababa con la vida de algún rezagado o listillo que
intentaba atacar a los duendes y dríades por retaguardia. A ratos eran las
piedras las que acertaban al enemigo, haciéndolo trastabillar y caer, de forma
que alguno de los duendes y dríades que se iban incorporando pudiese matarlo
sin problemas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Estaban todos cansados, tanto en un bando como en
otro, pero los soldados de Dumbaria tenían una capacidad que los otros habían
perdido con el paso del tiempo y a causa de su avaricia: podían obtener energía
de la Madre Tierra. Quizá no la obtenían con la suficiente rapidez, ni en
cantidades suficientes, teniendo en cuenta la situación, pero les permitía
renovarse poco a poco, por lo que su cansancio era notablemente inferior al de
sus enemigos que, por otra parte, morían de agotamiento y sin poder sanar sus
heridas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">De haber llegado las tropas que esperaban, los
enemigos, a pesar de seguir siendo inferiores en número, habrían tenido grandes
probabilidades de ganar aquella guerra, pues las tropas de Dumbaria no habrían
podido recuperarse lo suficiente para enfrentarse a tropas completamente sanas
y llenas de energía, y los arqueros no habrían sido suficientes, y menos aún si
quedaba algún lagarto alado vivo. Pero las probabilidades de que llegase la
ayuda eran cada vez más escasas, y algunos ya habían perdido toda esperanza,
pues hacía rato que tendrían que haber llegado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Pronto, los agotados orcos y trasgos, y las pocas
criaturas peludas que quedaban, se vieron rodeados por el ejército liderado por
Dumbaria, que poco a poco se iba recuperando físicamente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A su alrededor, los lagartos alados que aún quedaban
en el aire habían comenzado a caer, uno por agotamiento, y los otros tres,
vencidos: algunos de los dragones que habían caído a tierra se habían
recuperado lo suficiente como para remontar el vuelo y atacar a los lagartos
que allí quedaban. Tras recibir la información acerca de la nueva situación que
se había creado sobre su cabeza, Dumbaria rehízo la estrategia que debían
seguir los dragones: nuevamente, los más jóvenes debían recolocarse formando un
escudo frente a los coros de hadas para evitar ataques fortuitos, mientras los
adultos atacaban a los lagartos restantes por parejas. Dumbaria comenzaba su
baile de espadas cuando el último lagarto cayó a tierra, herido. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Inmediatamente, todos los dragones adultos, y todos
los jóvenes menos tres (que debían permanecer junto a las hadas por si habían
obviado a algún lagarto que siguiese merodeando en la distancia, oculto por la
niebla) bajaron a tierra para terminar el trabajo que habían empezado y no
habían llegado a terminar con los lagartos. Además, viéndose en desmedida
ventaja sobre éstos, algunos acudieron raudos
junto a los silfos que protegían a las hadas para protegerlos de las
llamaradas y dentelladas de los lagartos que pudieran acercárseles.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El grupo de trolls que había quedado bajo la orden
de matar a las criaturas peludas que quedasen con vida, los que no luchaban
contra los lagartos que había en tierra, pronto vieron finalizado su cometido,
y sin plantearse siquiera parar un momento para reponerse, y siguiendo las
órdenes de Dumbaria, fueron en pos de los nuevos lagartos que caían del cielo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El anillo de Dumbaria brilló ligeramente, y sus dos
espadas aparecieron en sus manos, listas para ser usadas. Dio la orden a los
que se encontraban en la retaguardia de adelantar sus posiciones y sustituir a
los que estaban luchando en las primeras filas, y ella siguió el mismo ejemplo;
pretendía así que los que habían llegado últimos y se encontraban más
recuperados, como ella misma, continuasen cercando a los enemigos y luchando
contra ellos, ya debilitados, para que los soldados de las primeras filas pudiesen
reponer sus energías y cubrir la retaguardia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dumbaria dio la orden e, instantáneamente, una
lluvia de flechas cubrió el cielo, alcanzando a los orcos más dañados; los
duendes, trolls y dríades avanzaron en formación, armas en ristre, y atacaron
fieramente a los trasgos que más fuerzas conservaban. Dumbaria vio a varios
soldados más acercándose, recién recuperados (entre ellos, la dríade a la que
ella misma había ayudado) para unirse al final de la batalla. Éstos atacaban
principalmente, y como había hecho Jyles con anterioridad, a los enemigos que
conseguían ir atravesando líneas hasta la retaguardia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los lagartos que habían caído eran fieramente atacados
por los mismos dragones que los habían
hecho caer, y que se habían visto obligados a
quedarse en tierra para ayudar a los ejércitos de a pie. Así mismo, los
trolls hundían sus pesadas hachas en la piel de los lagartos, aprovechando las
heridas que ya les habían infligido los dragones; su corta estatura, y el hecho
de no tener alas, les permitía, en ocasiones, acercarse de frente a ellos sin
ser percibidos, caminando siempre dentro de su punto ciego, y asestarles un
golpe mortal con el hacha en el cráneo, a través del único punto débil que
tenían los lagartos en la cabeza: los ojos. Para ello, tenían que actuar con
gran rapidez, ya que a la hora de asestar el golpe, tenían que aparecer en el
campo de visión de la bestia, y éstas tenían una gran agilidad para mover la
cabeza y cerrar las mandíbulas en torno a sus enemigos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A pesar del peligro de ser descuartizados fieramente
entre los tres colmillos, los trolls actuaban con frenética ira, casi con
desesperación. Nunca antes una criatura defensora de la magia había sentido
tanto odio y desprecio por otro ser vivo, pero aquellos lagartos no podían ser
considerados como tal. Actuaban llenos de sed de venganza, con pasión y
alevosía, y algunos, en lugar de rematar a los lagartos cuando ya estaban
moribundos, se alejaban de ellos con desprecio para dejarlos morir desangrados
y llenos de agonía. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Gracias a la ayuda de los dragones y los trolls, y a
que el resto de las tropas enemigas estaban rodeadas, los jóvenes silfos y las
hadas a las que protegían pudieron recuperarse con gran rapidez, por lo que el
tránsito de energía hacia las hadas del aire se vio completamente restablecido,
y el hechizo se reafirmó con algo más de fuerza; además, algunas de las hadas
que habían caído heridas se habían recuperado y no tardaron en volver a sus
posiciones, tanto en aire para ayudar con el hechizo, como en tierra para ayudar
en la obtención de la energía de la Madre Tierra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cada poco tiempo, Dumbaria volvía a dar la orden
para que sus tropas se replegasen y comenzasen a cercar a las tropas enemigas
por todos sus costados, haciendo que los soldados de la retaguardia reemplazasen
a los de las primeras filas sin romper su formación. Una vez los tenían
rodeados, daba la orden a los arqueros para que dejasen caer una lluvia de
flechas sobre los exhaustos orcos y trasgos, y continuaba el ataque haciendo
bailar sus espadas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Con cada nueva orden para reorganizarse, los trolls
aprovechaban para abatir a pedradas a los enemigos que quedaban entre las filas
de duendes y dríades, de forma que éstos podían acabar con sus vidas al cambiar
sus posiciones sin que ellos pudieran causar ningún daño.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Pronto el grupo de trasgos y orcos se vio reducido
drásticamente, y todas las criaturas peludas hacía rato que habían perecido.
Los que quedaban vivos, ya perdida toda esperanza de que llegasen los refuerzos
a tiempo, pedían clemencia, y no les fue
concedida. Poco a poco fueron cayendo todas aquellas criaturas que habían
luchado por la destrucción de la magia, y las que habían caído heridas -pero no
muertas- fueron decapitadas sin demora para evitarles un sufrimiento
innecesario. La guerra había llegado a su fin.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Pero… ¿Y las tropas de refuerzo? ¿Qué había pasado
con Jyles?<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-62866397745674533162013-03-25T23:30:00.000+01:002013-03-25T23:30:01.673+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA XII<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los dos duendes volvieron a mirarse; esta vez, con preocupación.
Se mantuvieron en esa posición durante unos segundos, los ojos de uno fijos en
los de la otra, completamente ajenos a las bestias que ya empezaban a salir de
la cueva, sin haberse fijado en ellos. Tras un instante de silencio, ambos
asintieron y se dieron la espalda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“¿Estás seguro?”, preguntó ella a la par que
avanzaba, separándose de su compañero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“¿Hay alguna otra forma?”, preguntó él a su vez,
cuando ella volvía a introducirse por la estrecha abertura en la roca. “Estaré
bien, más diversión para mí”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ella supo, aunque no podía verle la cara, que le
había guiñado un ojo, burlón. Dumbaria, preocupada por la suerte que podría
correr su compañero, salió de la cueva por donde había entrado, dejando a su
amigo dentro, completamente solo. Los orcos y los trasgos estaban aún saliendo
de la cueva, en filas de tres, pues el ancho no permitía más que eso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Ten cuidado”, le llegó desde el interior de la
cueva.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Tú también”, pensó ella, preocupada, aunque sabía
que podría apañárselas solo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Reprimiendo sus instintos, Dumbaria se alejó de sus
enemigos, separándose de la montaña y acercándose al borde del fiordo, y empezó
a correr más rápido incluso de lo que había corrido para llegar a aquel lugar,
pero igual de silenciosa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En menos tiempo de lo que había previsto, llegó a
donde aún se desarrollaba la batalla, cruel y encarnizada. La hierba, así como
algunos árboles, estaban carbonizados; algunas dríades que no habían tenido
tiempo de huir de las llamas yacían muertas entre los restos de lo que un día
fueron árboles enormes. “Al menos,”, pensó, “el fuego ha cesado, que es lo más
importante”.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-69640393848233947632013-03-25T23:29:00.000+01:002013-03-25T23:29:17.057+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA XI<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Apenas unos minutos después de haber partido,
Dumbaria y Jyles llegaron a su destino. A la par, ambos aminoraron la marcha
para evitar ser oídos, pues ellos sí oían el alboroto que procedía del lugar. Al
parecer, los orcos y trasgos sí tenían un plan B, y lo tenían ante sí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El escondite donde se encontraba la retaguardia de sus
enemigos era una cueva oculta tras los árboles, escavada en los riscos más
internos del fiordo; a pesar de que la entrada no era más grande que un
dragón joven agachado, su interior era
enorme, adentrándose a lo largo de toda la montaña, por lo que no podían saber
la cantidad de orcos y trasgos que quedaban dentro. Adentrarse en aquél lugar
en ese momento les supondría una muerte segura, pues serían vistos de
inmediato; sin embargo, los dos duendes conocían otra entrada cercana a
aquella, que probablemente el enemigo desconocería, ya que estaba muy bien
camuflada, y que les permitiría adentrarse en la cueva sin ser vistos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Si hacían caso de su instinto y del ruido que se oía
dentro de la cueva, las tropas estaban a punto de salir hacia el campo de batalla.
No había tiempo que perder.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Haciendo caso omiso al ruido que provenía de la
entrada de la cueva, siguieron caminando unos metros más, sin separarse del
borde de la montaña. Pronto encontraron la fina abertura en la roca que los
conduciría al interior de la cueva, una abertura apenas más ancha que una
simple grieta; se encontraba tras una pequeña cascada, y permitiría el paso de
los dos duendes de lado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El primero en introducirse por la abertura fue
Jyles, y Dumbaria entró pisándoles los talones. Anduvieron a lo largo de todo
el ancho de la pared rocosa, con la espalda y la barriga pegadas a la fría
piedra, y avanzando tan rápido como el estrecho pasaje lo permitía. Los gritos
de los orcos y trasgos rezagados se oían cada vez más fuertes y alborotados. Llegaron al
interior de la cueva.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Antes de salir a la enorme cavidad que ofrecía la
montaña, Jyles inspeccionó, desde su escondiste entre las grietas, el interior
de la cueva.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“¿En serio?”, sonó la voz del duende en la cabeza de
Dumbaria. Su tono sonaba a la vez sorprendido y socarrón, como si estuviese haciendo
un gran esfuerzo por contener la risa dentro de aquella grieta. “Sabía que los
orcos y trasgos eran a cada cual más inútil, pero jamás pensé que llegarían a
tanto”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“¿Por qué? ¿Qué pasa?”, preguntó ella, intrigada y
un poco desesperada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Compruébalo tú misma”, le respondió él mientras
salía sin reparo alguno de su escondite.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Tras el susto inicial al ver a su compañero
adentrarse en una cueva llena de enemigos ruidosos, Dumbaria se asomó al
espacio abierto que había dejado Jyles al salir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Tras un momento de desconcierto, Dumbaria cerró la
boca (que no recordaba haber abierto), y echó un vistazo a la totalidad de la
cueva. Como Jyles, ella también se alejó de la protección que le brindaba la
grieta, y se adentró sin reparo alguno en la cueva hasta colocarse junto a su
compañero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“¿En serio?”, repitió, incrédula, las palabras de su
compañero, reprimiendo una carcajada, para lo cual tuvo que llevarse las manos
a la boca. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El suelo de
la cueva estaba abarrotado de cuerpos inertes, cerca de un centenar. Otro
centenar (de hecho bastantes menos) se arremolinaba ruidosamente frente a la
entrada que ellos habían dejado atrás, dispuestos a salir, ya en formación. Por
suerte, no quedaba ninguno de aquellos animales peludos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Al parecer, durante la espera, había surgido una
discusión que había dividido al grupo de orcos y trasgos en dos posiciones
opuestas. Probablemente, la disputa había llegado a un punto tan acalorado que
ambos bandos habían comenzado a pelear a muerte, hasta que uno de los grupos
cayó muerto, o hasta que un trasgo u orco algo más avispado hubiese decidido
que era hora de parar de pelear y prepararse para la marcha. Los dos duendes se
inclinaban a pensar que se trataba de la primera opción, y probablemente no
anduviesen demasiado desencaminados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Jyles miró a Dumbaria con la risa pintada en la
cara. “¡Nos han hecho la mitad del trabajo! No me lo puedo creer”, dijo ella,
aún incrédula e intentando aguantar la risa. “No sólo se han matado entre ellos
hasta quedar reducidos a menos de la mitad, sino que además los que quedan
están cansados y heridos”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Al parecer, habían subestimado la capacidad
estratega de sus adversarios, pero no su inteligencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los dos duendes sabían que, de haber evitado la pelea entre ellos, habrían tenido
grandes problemas para reducirlos entre los dos solos; es más, de no haber
caído en la cuenta de que podían quedar orcos y trasgos escondidos,
probablemente habrían perdido la guerra por agotamiento…pero aquella pelea
entre ellos lo cambiaba todo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En ese momento, un aviso de socorro sonó en sus
mentes: los soldados de tierra estaban teniendo problemas para mantener a raya
a los enemigos, pues algunos de los lagartos alados que habían caído, desesperados
al verse acorralados, habían empezado a lanzar llamaradas que pronto prendieron
varios árboles, y el fuego se extendía rápidamente. Algunas de las náyades que
habían sobrevivido gracias a la emboscada que les habían tendido a las sirenas
salieron del agua para extinguir las llamas, pero el tiempo que podían estar fuera
del agua era muy escaso, y la cantidad de agua que podían llevar consigo para
apagar el fuego, insuficiente.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-64355801260985164012013-03-25T23:27:00.001+01:002013-03-25T23:27:35.198+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA X<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los dos duendes corrían hombro con hombro; saltaban
entre los árboles y cruzaban ríos sin hacer el menor ruido, apoyándose el uno
en el otro sin necesidad de parar o usar palabras (o pensamientos), como si de
una coreografía mil veces ensayada se tratase. Tan coordinados eran sus
movimientos, que cuando la carrera no era del uno junto al otro, cualquiera
hubiera podido pensar que se trataba de un solo cuerpo, una sola mente guiando
los movimientos de los dos, como cuando una pierna espera a que la otra esté
totalmente apoyada para comenzar a levantarse al caminar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">De vez en cuando les llegaban informes de sus
tropas. Los dragones ganaban terreno gracias a la ventaja que les proporcionaba
el punto ciego de los lagartos, y habían conseguido proteger a las hadas; ya
solo quedaban unos pocos lagartos alados, y los tenían bajo control. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el agua, las náyades iban cayendo frente a las
sirenas que las superaban en número en una proporción de tres a una, por lo que
tuvieron replegarse tras las rocas, en las cuevas y refugios que éstas
ofrecían. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En tierra, la batalla estaba muy igualada; aunque
los superaban ligeramente en número y fuerza, los elfos les proporcionaban una
inestimable ventaja con sus flechas, ya que muy rara vez fallaban un blanco;
los trolls, gracias a su resistencia física y a su dura piel, a pesar de sus
heridas, conseguían mantenerse en pie y seguir luchando junto a los duendes,
que conseguían mantenerse vivos gracias a su agilidad y pericia; las dríades,
por su parte, apenas habían reducido su número gracias a su capacidad para
camuflarse en los árboles y luchar desde allí usando sus lanzas. Y los silfos,
a pesar de haber quedado muy reducidos, habían conseguido mantener a salvo a
las hadas más jóvenes, aunque a duras penas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Así pues, sin detener la marcha y sin dudar ni un
segundo de los movimientos que tenían que hacer para continuar el avance, ellos
les enviaban nuevas órdenes y estrategias de ataque para ayudarles a ganar
tiempo y terreno. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A los dragones y sus jinetes, Jyles les mandó ánimos
para que siguiesen con el ataque, pues tenían las de ganar; les ordenó que
centrasen sus esfuerzos, casi al completo, en la protección de los coros de
hadas, pero que un grupo de al menos diez dragones debía encargarse de atacar a
los lagartos más cercanos y sanos, siempre en grupo para asegurarse la
victoria; además, al menos uno de los dragones jóvenes heridos y otro de los
adultos, también de los más heridos, debían bajar a tierra para ayudar a
exterminar a los lagartos que quedasen vivos. Al estar en tierra, aunque
siguiesen luchando, podrían recuperar parte de su salud, aunque más lentamente
de lo que lo hacían las criaturas más pequeñas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A las náyades, fue Dumbaria la que les dio una nueva
estrategia de ataque, indicándoles la mejor manera de tenderles una emboscada a
las sirenas sin salir de las cuevas que las protegían; muchas de ellas
perecerían en el intento, pero derrotarían a las sirenas, y la mayoría de ellas
quedaría a salvo. Les ordenó que secuestrasen y retuviesen a las que quedasen
vivas bajo estricta vigilancia, asegurándose de que no pudieran escapar,
dejándolas inconscientes si lo consideraban necesario. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Entre los dos reorganizaron a las tropas de tierra
para hacer sus ataques más efectivos. Los trolls que portaban hachas debían
dividirse en tres grupos: uno seguiría
atacando a las criaturas peludas que quedasen, otro debía ayudar a los silfos
en su tarea de protección de las hadas, y el último debía ayudar a los dragones a derrotar a los lagartos
alados que habían caído, pues seguían lanzando llamaradas de fuego, y los
dragones no daban abasto para apagarlas todas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los trolls armados con onzas y piedras debían
atacar, sobre todo, a los enemigos que estuviesen luchando contra los duendes y
las dríades, siendo su función ahora la misma que la de los elfos: hacer diana
en sus blancos para desestabilizarlos y distraerlos lo máximo posible, de
manera que sus compañeros pudiesen aprovechar esa ventaja para atacar más
duramente. Si tenían ocasión, debían poner sus piedras a disposición de los
silfos que se viesen en apuros. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los duendes y las dríades, por supuesto, debían seguir
luchando cuerpo a cuerpo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La lucha ya duraba más de una hora, y todos
empezaban a sentirse cansados, pero nadie pensó ni por un instante en dejar de
pelear. Las tropas enemigas caían agotadas, sin poder renovar sus energías;
además, sus armas eran más pesadas, y sus ataques requerían de un mayor
esfuerzo físico. Las tropas de Dumbaria y Jyles, a pesar de poder renovarse, lo
hacían muy lentamente, por lo que el esfuerzo era muy superior a lo que
recuperaban; aun así, estaban menos cansados que sus enemigos, y la confianza
que les habían transmitido los dos duendes sobre el desarrollo de la batalla
desde que habían partido los animaba a seguir luchando dando lo mejor de sí
mismos.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-38316762464365879872013-03-25T23:26:00.001+01:002013-03-25T23:26:27.253+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA IX<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Apenas llevaban unos minutos de intensa lucha, y el
campo de batalla ya estaba cubierto de sangre, soldados heridos y cuerpos sin
vida. Por doquier se veían pequeños focos de fuego provocados por los lagartos
en su afán por dañar en lo posible a las tropas de a pie de Dumbaria, e incluso
a los elfos, ya que éstos aún no habían sufrido ninguna baja. Los dragones,
siendo los únicos con el cuerpo suficientemente grande y, por supuesto, los
únicos capaces de tolerar el fuego, entre dentelladas y zarpazos, cada vez que
encontraban oportunidad, dejaban caer sus cuerpos contra los focos localizados
de fuego, apagándolo para evitar que éste se extendiese y descontrolase.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Eran muy pocas las criaturas peludas que quedaban
vivas, y la gran mayoría de ellas no podían seguir luchando, pues las hachas de
los trolls habían cercenado los músculos de sus fuertes patas. Considerándolas
un peligro menor, los trolls se centraron en los trasgos y orcos que los
acechaban, y en seguir cortando las patas
de los enormes cuadrúpedos que aún podían embestir contra ellos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La quietud del amanecer había sido sustituida por el
ruido de las garras al chocar con las escamas del adversario, la música de las
espadas al encontrarse, los gritos de los que eran atravesados por flechas,
espadas y hachas, de los que eran apedreados, o simplemente estaban heridos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Las aguas se habían convertido en turbulentos
remolinos, agitadas como si una terrible tormenta las azotase; el cristalino de
su superficie se había tornado sucio por la tierra, rojo por la sangre. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Enormes cuerpos alados, tanto negros como coloridos,
caían del cielo en rápida sucesión entre desgarradores gritos de dolor y
muerte. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La hierba, que tan verde y resistente había
amanecido, estaba ahora pisoteada, rota y mustia bajo el peso de los cuerpos
caídos. Los árboles se agitaban incómodos con cada salto de las dríades, y se
mantenían heroicamente erguidos tras las embestidas de los trasgos y orcos en
su afán por hacerlas caer a ellas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Sólo el cántico de las hadas seguía imperturbable,
mudo, perceptible sólo entre ellas. Cuando una de ellas caía, presa de los
colmillos o el fuego de algún lagarto alado, el coro volvía a cerrarse
inmediatamente, sin demora, para evitar brechas en el hechizo. Se sentían
agotadas a pesar de recibir sin descanso la energía que les mandaban las hadas más
jóvenes: esa energía no era suficiente, y menos desde que el escudo que
formaban los silfos dejó de ser suficiente para protegerlas; sin embargo, no
cesaban en su cántico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A pesar de que la lucha seguía siendo encarnizada y
no daba tregua, Dumbaria y Jyles notaron que el número de enemigos contra los
que ellos dos peleaban había disminuido considerablemente, ya que se
encontraban bastante dispersos. Sin bajar la guardia en ningún momento, los dos
duendes dejaron que sus espadas se evaporaran en sus manos, se retiraron del foco más amplio de la
batalla, donde habían estado inmersos, y se subieron al árbol donde previamente
había estado posada Dumbaria para tener una mejor vista de todo el lugar y
hacer recuento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Son pocos”, escucharon los soldados en sus mentes.
El pensamiento había sido tan potente, que resultó obvio que la información la
habían dado Dumbaria y Jyles a la vez. “Demasiados pocos…al menos los que
venían a pie”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los soldados siguieron luchando como si nada hubiese
interrumpido el pensamiento en sus mentes. Los duendes de la retaguardia se
veían rodeados por sus enemigos, y éstos, a su vez, se veían rodeados por las
escurridizas dríades. Si habían llegado tan lejos, se debía, sin lugar a dudas,
a la fuerza bruta que empleaban. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los trolls armados con hachas no daban abasto entre
las criaturas peludas que quedaban y los trasgos que cargaban contra ellos y
contra los silfos protectores de las hadas; los que iban armados con piedras
enfocaban todos sus esfuerzos en proteger a los grupos de hadas jóvenes que
habían quedado desprotegidas al verse los silfos obligados a pelear.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Viendo que las últimas filas estaban tan agobiadas
en su ataque, mientras que las primeras podían luchar en pequeños grupos contra
cada adversario, Dumbaria indicó a parte de los duendes y dríades de las
primeras filas de ataque que se replegasen hacia la retaguardia, atacando a sus
enemigos por la espalda mientras los demás cubrían las suyas. De esta forma,
tanto los silfos como los trolls que los ayudaban pudieron reorganizarse para
hacer más efectivos sus ataques, y los más heridos encontraron un respiro para
recuperar las fuerzas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los dragones adultos, los jinetes de los jóvenes y
las náyades pensaron con fuerza la información que podían aportar a los dos duendes.
“Por aire y agua son más que nosotros”, concluyeron.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Es una trampa”, les llegó la voz de Dumbaria.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Hay más, muchos más soldados de a pie. Están
escondidos, esperando que nosotros estemos debilitados para atacar”, Añadió la
voz de Jyles.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿Cómo no se habían dado cuenta antes? ¿Cómo habían
podido pasarlo por alto? Los orcos y trasgos
eran, por naturaleza, bastante estúpidos; al perder la magia que antaño
tuvieron, la evolución había hecho decrecer sus cráneos, por lo que sus
capacidades se habían visto reducidas a sus instintos más básicos, y parte de
su inteligencia se había convertido en pura fuerza bruta. ¿Habían subestimado
la capacidad de estrategia de sus enemigos? ¿Era posible que estuviesen equivocados, que realmente
hubiesen acudido a la batalla todos los orcos y trasgos que debían acudir?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-Tenemos que hacer algo, - le comentó Jyles a
Dumbaria en voz alta- no podemos dejar que ganen terreno, que nos debiliten y
luego aparezca la retaguardia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-Tampoco podemos dividir a las tropas para ir en su busca, sería nuestra perdición -le
contestó ella.- Ni siquiera estamos seguros de que haya más.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-Si los hay, debemos detenerlos. Sólo pueden estar
escondidos en un sitio, es el único lugar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dumbaria le miró a los ojos, con serenidad,
intentando adivinar sus pensamientos a través de ellos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-¿Crees que será suficiente? No sabemos cuántos pueden
ser, ¿Crees que podremos con ellos? -preguntó ella, sabiendo ya la respuesta. A
pesar de que su rostro se mantenía impasible, una sonrisa altiva se abrió paso
entre las comisuras de su boca.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-¿A qué estamos esperando? -fue la respuesta de
Jyles tras leer el temblor en los labios de su compañera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ambos sonrieron con complicidad, se miraron a los
ojos socarronamente, casi con burla, bajaron del árbol de un salto, y empezaron
a correr al unísono hacia el este, huyendo de la batalla por donde los
adversarios habían llegado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“¡Seguid luchando!”, ordenaron. “Vamos en busca de
la retaguardia. Mantenednos informados sobre lo que ocurre en la batalla.
¡LUCHAD!”<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-44699969270919671242013-03-25T23:24:00.003+01:002013-03-25T23:24:45.989+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA VIII<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mientras, en los riscos, Jyles soltó el arco y el
carcaj y bajó a tierra. Durante su descenso, como había ocurrido con el de
Dumbaria, su anillo se iluminó y dos espadas largas aparecieron en sus manos.
Vio, aún desde una de las rocas más bajas, a un orco acercarse a un grupo de
silfos. Aprovechando que se encontraba a mayor altura, tomó impulso para saltar
desde donde se encontraba hasta el suelo, y aprovechó la inercia de la caída
para cercenar los brazos del orco. Sin detenerse a comprobar la efectividad de
su ataque, sorteó el cuerpo del orco y corrió hacia donde se encontraban el
resto de los duendes, abriéndose camino entre los orcos y trasgos que se habían
colado hasta la retaguardia, y ayudando a los duendes, trolls y dríades que se
encontraban en apuros, rodeados por más de un enemigo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Un grupo de silfos que se encontraba defendiendo a
las hadas del suelo se apresuró a rematar al orco caído antes de volver a sus
posiciones de defensa, pues el enemigo había conseguido avanzar hasta sus
posiciones, y se disponía a acabar con las hadas más jóvenes. Los silfos,
debido a su menor estatura y envergadura, tenían que pelear en pequeños grupos
contra cada adversario, por lo que, aún a pesar de ser pocos los enemigos que
habían conseguido llegar a la retaguardia, pronto se vieron en notable
desventaja. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Jyles, que recibía los mensajes de socorro de cada
grupo, ordenó a una parte de los arqueros que centraran sus flechas en ayudar a
los jóvenes silfos; por su parte, los dragones caídos que no podían retomar el
vuelo por heridas en las alas, con jinete o sin él, se lanzaron al ataque para
defender tanto a los silfos que caían heridos como a los pequeños grupos de
hadas que quedaban desprotegidos durante el ataque.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Gracias a la capacidad de los silfos de obtener
energía de la Madre Tierra, y gracias a la protección que les ofrecían los
dragones que ya no podían volar, cuando un silfo caía herido, y siempre que la
herida no fuera mortal, éste comenzaba su propia curación hasta recuperar las
energías suficientes para continuar luchando. Sin embargo, ninguno de los
atacantes tenían esta capacidad, ya que la habían perdido con el paso del
tiempo, al distanciarse de la Madre Tierra, por lo que una vez heridos, sólo
podían esperar la muerte. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Poco a poco, los orcos y trasgos que atacaban a los
grupos de hadas jóvenes fueron
disminuyendo en número. Los dragones, muy superiores en tamaño y fuerza,
desmembraban sin piedad tanto a unos como a otros y, en ocasiones, peleaban
contra los lagartos que caían heridos y que amenazaban tanto a los silfos y
hadas como a los trolls, duendes y dríades de la retaguardia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los silfos se iban reagrupando conforme se iban
recuperando, y volvían a la batalla sin un atisbo de duda en el rostro. Gracias
a la ayuda de los dragones, pronto pudieron dedicarse sólo a la protección de
las hadas y a rematar a algún enemigo ya herido que pudiese seguir luchando,
aunque seguían encontrándose en marcada desventaja.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Jyles llegó a las primeras filas de ataque, y pronto
se encontró junto a Dumbaria. De repente, sin necesidad de palabras ni gestos,
el ataque de los dos duendes se coordinó como si de uno solo se tratase, como
si fuese una sola mente actuando a través de dos cuerpos. Las espadas bailaban
en sus manos al ritmo que sus dueños les marcaban, sin descanso. Luchaban codo
con codo protegiéndose las espaldas mutuamente, apoyándose el uno en la otra
para evitar ataques o magnificar los propios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los dos duendes habían nacido la última vez que los
planetas se habían alineado, hecho muy poco corriente, por lo que, a pesar de
ser hijos de padres diferentes, habían nacido como hermanos. Tal era el poder
que desprendía la Madre Tierra en el momento del nacimiento, que los dos
duendes se vieron envueltos en un halo de energía que más tarde les confirió
ciertas capacidades inusuales entre los de su especie. Con el tiempo, y gracias
a un duro entrenamiento, habían aprendido a ser uno solo en lugar de dos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Las mentes de los dos duendes estaban perfectamente
coordinadas entre sí, y coordinaban y reorganizaban sin dilaciones las
estrategias de ataque de sus tropas conforme les llegaban los informes de
situación y daños.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-5409754364617627032013-03-25T23:23:00.001+01:002013-03-25T23:23:52.108+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA VII<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El enemigo los superaba ligeramente en número y,
sobre todo, en fuerza, pero los duendes estaban muy bien entrenados y su lucha
era muy efectiva; manejaban las espadas con gran agilidad, algunos usando ambas
manos, y otros sólo una. Al contrario que sus enemigos, ninguno de ellos
llevaba más escudo que la propia espada; sin embargo, esto no les suponía
ningún problema, pues la extraña aleación con la que habían sido fabricadas las
espadas les permitía partir los escudos de madera que usaban los orcos y trasgos
como si de hojas se tratase, dejándolos tan indefensos como ellos se
encontraban.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Las dríades esquivaban ágilmente los brutales
ataques con que eran embestidas. Sus movimientos eran tan fluidos como el
viento, y se agachaban o saltaban con la misma rapidez con la que solían subir
a los árboles. Cuando se veían acorraladas, se camuflaban con el árbol más
cercano, o desaparecían subiéndose a los mismos, ante la perpleja mirada de sus
contrincantes, que no eran capaces de volver a localizarlas hasta que era
demasiado tarde: aprovechando la confusión momentánea que producían al
desaparecer, las dríades ensartaban a sus enemigos con sus lanzas y, siendo
conscientes de haber delatado su propia posición a otros enemigos cercanos, saltaban
del árbol y los atravesaban con la espada antes recuperar sus lanzas y volver a
desaparecer.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el agua, las náyades y sirenas se enzarzaron unas
con otras, desgarrándose la piel y las escamas con dientes y uñas. El cuerpo de
las náyades, cubierto completamente por oscuras y diminutas escamas, era liso y
resbaladizo, mientras que la piel de las sirenas, más parecida a la piel de los
humanos, aunque más dura, era más fácil de rasgar; además, las náyades podían
usar las afiladas uñas de sus palmeados pies para ayudarse a sí mimas en la
tarea de arañar la piel de sus enemigas, mientras que estas contaban sólo con
sus aletas, con las que únicamente podían golpear y mantenerse a flote. Sin
embargo, las náyades estaban en gran desventaja numérica, y este hecho pronto
se hizo notar.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-27646400289807270912013-03-25T23:22:00.001+01:002013-03-25T23:22:29.522+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA VI<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Un grito ahogado por la niebla rompió la quietud en
que ambos bandos habían quedado sumidos, y fue coreado por miles de gritos más.
El mandamás de los trasgos, orcos y aquellas criaturas peludas había dado la
voz de inicio, y los soldados habían reaccionado. La guerra, al fin, había
comenzado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Durante el instante que había durado el grito de
inicio de un bando, la mente de los soldados del otro se vio inundada de
órdenes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por orden de Jyles, y siendo la suya la primera, una
lluvia de flechas cayó del cielo haciendo diana en las primeras filas enemigas;
algunas de esas flechas chocaron contra las negras escamas de los lagartos de
tres colmillos, y rebotaron sin hacer mella en ellos; otras, fueron a perderse
entre la espesa melena de las criaturas peludas, sin causarles daño aparente;
la mayoría atravesaron la dura piel de los orcos y las capas de grasa de los
trasgos, haciéndolos caer pesadamente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Tanto los elfos como Jyles fueron corrigiendo la
dirección de sus flechas conforme el enemigo se movía. Después de la primera
ráfaga de flechas, los orcos y trasgos se habían convertido en la única diana
posible, pues eran los únicos que se veían afectados por ellas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los dragones se lanzaron en pos de las bestias
aladas que tenían frente a ellos, evitando sus enormes colmillos; enlazaron sus
garras con las de sus contrincantes y,
entre desgarros y dentelladas comenzaron a caer los primeros de uno y otro
bando.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aprovechando la ventaja que les proporcionaba el
punto ciego de los lagartos, los dragones comenzaron su ataque de frente, de
forma que los lagartos sólo verían las alas de los dragones cuando éstos se
encontrasen directamente delante de sus narices, reduciendo su tiempo de
actuación. Los dragones usaban en su ataque, sobre todo, sus poderosas zarpas,
las cuales se hundían en los cuerpos de los lagartos tan profundamente como sus
escamas lo permitían; una vez herido el lagarto, desgarraban las articulaciones
de sus duras alas, bien con las zarpas, bien con las fauces, haciéndolo caer
entre temibles rugidos de agonizante dolor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por otro lado, los lagartos atacaban cerrando sus
temibles fauces alrededor del cuello o las patas de los dragones, lo que les
producían unas heridas enormes y muy profundas que les hacían perder sangre a
gran velocidad; una vez herido el dragón, rasgaban sus delgadas alas
membranosas con las zarpas haciéndolos caer malheridos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Si el dragón al que atacaban era más joven, tras
herirlo, agarraban con fuerza entre las garras al silfo que lo cabalgaba,
rompiéndole los huesos y las alas, y lo dejaban caer para que se estrellara
contra el suelo, causándole la muerte; algunos lagartos, por pura diversión,
chamuscaban al silfo durante su caída, por lo que al llegar al suelo estaba ya
sin vida. Sin embargo, eran pocos los lagartos que conseguían atrapar a
dragones jóvenes, ya que éstos eran muy pequeños y ligeros, por lo que
permanecían en su punto ciego casi todo el rato, y podían volar mucho más
veloces que ellos; además, los jinetes eran astutos y estaban alerta, por lo
que pocas veces los pillaban desprevenidos y, en caso de necesitar huir, sabían
cómo hacerlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por su parte, la gran mayoría de los dragones con
jinete, los más jóvenes, volaron sin demora para recolocar sus posiciones junto
a los coros de hadas, pues algunos lagartos las habían visto y convertido en
diana: muertas ellas, la niebla desaparecería tan pronto como había aparecido,
dejando la guerra a la vista de cualquier humano que pasase cerca, y
proporcionándoles, a la vez, una inestimable ventaja, pues la mitad de las
tropas de a pie del otro bando pasarían a ser meras piedras, completamente inútiles,
en medio del campo de batalla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El anillo de Dumbaria brilló un instante con un
destello muy tenue, y dos largas espadas iguales a las del resto de los duendes
aparecieron en sus manos. Con un grito de guerra que sólo sus tropas pudieron
oír, Dumbaria corrió hacia el trasgo más cercano y, haciendo bailar las espadas
en sus manos, le hizo sendos tajos en el abdomen y el cuello, haciendo que la
cabeza de su contrincante se despegase del resto del cuerpo y cayese al suelo.
Sin demora, recolocó sus espadas, que no tardaron en atravesar el cuerpo de su
siguiente enemigo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Algunos trolls lanzaron sus piedras partiéndole el cráneo
a los orcos y trasgos que se iban acercando, y haciendo trastabillar a los que
se encontraban más atrás; otros se lanzaron, hachas en mano, contra las enormes
criaturas peludas, intentando evitar sus embestidas mientras hundían sus
pesadas armas en sus patas, haciéndolas caer con un ruido sordo. Una vez en el
suelo, si la situación lo permitía, y aunque ya no suponían una verdadera
amenaza, dejaban caer sus hachas sobre el cuello de las bestias para evitar que
sufrieran de forma innecesaria.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mientras, los duendes se lanzaron a la batalla,
espada en mano, y las dríades salieron de entre los árboles, ágiles y
silenciosas para añadir sus espadas y lanzas. <o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-17528265197226441402013-03-25T23:19:00.003+01:002013-03-25T23:19:50.634+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA V<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En los tres elementos, los soldados aguardaban
órdenes de Jyles y Dumbaria. No eran sus superiores u oficiales de guerra;
eran, simplemente, los seres más antiguos de aquella tierra, y habían sido
ellos los que les habían enseñado las técnicas de lucha que ahora manejaban. No
sólo eso: los dos duendes habían aprendido antiguas técnicas de comunicación ya
olvidadas, técnicas que sólo los más sabios conocían en la época de la luz.
Ellos habían aprendido esas técnicas y les habían enseñado a usarlas, de forma
que, aunque los soldados no eran capaces de comunicarse entre sí más de lo
absolutamente necesario, ellos sí podían comunicarse entre sí y con los demás
sin problemas, sin necesidad de producir sonido alguno. Los humanos lo
denominaban telepatía; sin embargo, era ésta una técnica mucho más ancestral y
sutil, en la que no se comunicaban palabras, sino pensamientos. Gracias a ella
podrían comunicarse durante toda la batalla, dar órdenes y cambiar estrategias
sin necesidad de usar palabras, lo que les proporcionaría una inestimable
ventaja.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Las tropas enemigas estaban cada vez más cerca, avanzando
a gran velocidad, pero ningún pensamiento perturbaba la tranquilidad de sus
mentes, no había orden aún. Tal era la quietud de las criaturas, que ni
siquiera la hierba se movía al son que le marcaba el viento. La niebla era ya
tan densa que desde fuera parecía tangible, casi sólida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En cuestión de unos minutos, las tropas enemigas se
encontraban frente a las primeras líneas de los soldados de a pie; frenaron en
seco, levantando una gran polvareda, esperando órdenes de sus superiores. Poco
a poco, el polvo se fue asentando, y en el agua las burbujas se dispersaron y
el lodo volvió al fondo del que había sido levantado, dejando el agua tan
limpia y cristalina como siempre había estado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dumbaria saltó de la rama sobre la que estaba posada
y se colocó junto a sus soldados, tranquila, con las manos aún vacías junto a
los costados; Jyles, con el arco en la espalda y las flechas en el carcaj,
avanzó por el risco hasta colocarse por delante del resto de los arqueros.
Había llegado la hora.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-62758616250852701532013-03-25T23:18:00.003+01:002013-03-25T23:18:58.691+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA IV<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Si en algún momento alguno de los soldados en
formación sintió inquietud, no lo dejó
traslucir. Elfos, dríades, duendes y trolls mantenían su posición en actitud
relajada, con las armas en ristre a punto para ser utilizadas; en el aire, los
dragones y sus jinetes mantenían su formación con la vista fija en los enormes
lagartos alados que surcaban el cielo a toda velocidad; y en el agua, la
náyades aguardaban escondidas la llegada de las feroces sirenas. Sabían que iba
a ser una lucha larga y sangrienta, que muchos morirían, pero estaban todos
dispuestos a sufrir su destino por el bien de los supervivientes: si permitían
que sus enemigos se diesen a conocer abiertamente a los humanos, estaría todo
perdido, no habría posibilidad de salvación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los humanos, esos seres curiosos por naturaleza. Curiosos
y crueles. Si descubrían su existencia harían cualquier cosa, por dañina que
fuera, para conocer todos sus secretos, para sacar provecho de sus cualidades
mágicas, para exprimirlos hasta obligarlos a dar de sí todo su potencial.
Incluso, según qué quién, para exterminarlos sin más razón que su mera
existencia, poniendo como excusa que serían, sin lugar a dudas, una amenaza
para toda su raza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los trolls se habían ganado su reputación de seres
malvados al ser descubiertos realizando pequeños hurtos en los huertos; muchos
humanos habían avistado a algún duende despistado, a alguna hada solitaria, a
lo largo de la historia. Cientos de humanos habían intentado seguirles el
rastro a raíz de estos desafortunados encuentros, investigar sobre ellos;
algunos habían llegado a los bosques armados con antorchas, quemando árboles
sin ton ni son para eliminar a todo ser que en ellos habitase. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aún pesaba sobre sus conciencias la extinción de los seres de la luz, los
unicornios. Los unicornios eran los seres más sabios en la tierra desde que
ésta fue creada. Ellos eran los encargados de canalizar la energía de la
tierra, de renovar la magia de los seres que en ella habitaban. Eran, por
naturaleza, asustadizos y nunca se dejaban ver, por lo que habían tenido que
aprender complejas técnicas para ocultarse que sólo ellos conocían; además,
eran muy ágiles y rápidos en la huida. Sin embargo, por mucho que habían
intentado salvarlos, los humanos habían sido más fuertes y rápidos, y el fuego
devastador. Sólo un unicornio había sobrevivido al incendio que acabó con todos
los demás, y por mucho que las demás criaturas mágicas intentaron cuidar de él,
murió pocos años después, ahogado por la soledad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La magia del mundo había quedado estancada tras la
muerte del último unicornio, siendo imposible renovarla; desde entonces, las
criaturas que hacían uso de la magia habían tenido que obtener la energía
directamente de la Madre Tierra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Y ahora, aquellos seres querían darse a conocer a
los humanos, no como iguales, sino como sus superiores, para gobernarlos a base
de fuerza bruta y una magia que ya no poseían; por esta razón, planeaban usar a
los supervivientes del otro bando en aquella guerra para obtener los poderes
que necesitaban y de los que carecían.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">No, no podían volver atrás, no podían perder aquella
guerra…costase lo que costase.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-36942309258768066192013-03-25T23:17:00.001+01:002013-03-25T23:17:47.292+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA III<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El sol seguía su camino hacia el punto más alto en
el cielo, desapercibido a ojos de todos mientras la niebla se iba haciendo más
y más espesa conforme las hadas cantaban su plegaria en silencio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Llevaban colocados y en posición de ataque apenas
unos minutos cuando empezaron a distinguirse los primeros atisbos de movimiento
al este, donde los dos duendes habían mantenido la vista fija. Jyles cambió el
peso de una pierna a otra y Dumbaria se incorporó en su rama, dejando caer las
piernas por el borde de la misma. Fueron los únicos movimientos perceptibles en
el lugar, a excepción de las sombras que empezaban a vislumbrarse por el
horizonte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Si hubiese lucido el sol, los rayos habrían hecho
brillar las negras escamas de los enormes lagartos alados que surcaban el cielo
para enfrentarse a los dragones que aguardaban ansiosos su llegada. Tenían tres
enormes colmillos decorando sus descomunales fauces, dos en la mandíbula
superior, y uno en la inferior, entre los dos superiores, tan largo que dividía
su visión en dos campos diferentes con una delgada columna “ciega” en el
centro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por tierra, enormes bichos peludos sacudían los
árboles a su paso, arrasando con los más pequeños en su afán por llegar al
ansiado encuentro que decidiría el destino de todas las criaturas que iban a
luchar. Junto a ellos, cientos, miles de trasgos y orcos, criaturas que antaño
fueran amantes de la naturaleza, corrompidos a lo largo de los siglos por la
avaricia del hombre, competían por ver cuál de ellos llegaba primero a la
lucha.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Nunca nadie había visto antes nada parecido a
aquellas criaturas de pelo largo. Eran inmensas y salvajes, semejantes a los
mamuts, pero sin colmillos. Nadie sabía qué eran ni cómo vencerlas, pero
parecía obvio dónde tenían que atacar para derrotarlas: las patas eran la única
zona del cuerpo asequible para cualquiera de las criaturas que esperaban en
tierra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En cambio, todos conocían a los orcos y trasgos. Los
primeros eran apenas más altos que los trolls, y su piel era igualmente dura y
rugosa, aunque esto no supondría ningún problema para las ligeras espadas de
los duendes y dríades, ni para las hachas de los trolls. Los trasgos, en
cambio, eran bastante altos y robustos y, a pesar de que tenían la piel blanda,
varias capas de grasa cubrían sus órganos vitales, por lo que las espadas
habrían de hundirse muy profundamente para dañarlos. Tenían dos grandes
colmillos en la mandíbula superior, y su mayor ventaja era la fuerza bruta con
la que contaban.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Tanto los orcos como los trasgos iban armados con
pesadas espadas o garrotes, y algunos portaban también escudos de madera. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Hacía siglos que se libraban pequeñas batallas entre
orcos y trasgos y las demás criaturas que iban a luchar en aquella guerra.
Ambos bandos conocían los puntos débiles y fuertes de sus oponentes; ambos
sabían cómo tenían que atacar y defenderse… y todos temían las estrategias y
tretas que pudiera usar el enemigo durante la guerra. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el mar, las náyades espiaban la llegada de las
sirenas desde sus escondites tras las
rocas. El agua había empezado a enturbiarse con el brusco aleteo de sus
enemigas al nadar, lo que, sumado a la piel olivácea de éstas últimas,
dificultaba su visión y la tarea de contarlas para calcular más o menos la
magnitud del peligro al que habrían de enfrentarse.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-70212113249383515482013-03-25T23:16:00.000+01:002013-03-25T23:16:15.383+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA II<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Todo se mantenía en forzado silencio. El cántico de
las hadas sólo ellas lo oían; el batir de las alas de los dragones sonaba menos
que una brisa; las náyades se mecían en las escasas ondas que se formaban en el
agua; y en tierra, la respiración de los distintos soldados se confundía con la
quietud de las briznas de hierba que pisaban.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Todos esperaban órdenes, y los que daban las órdenes
esperaban al enemigo, ya a punto de llegar. Pero, ¿quiénes daban las órdenes?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el pico del risco más alto, muy por encima de los
demás arqueros elfos, se hallaba un duende, también armado con un arco y un
carcaj, con la mirada fija en el horizonte. Vestía, como todos en aquél lugar, exceptuando
a los elfos y dríades, pantalones marrones de telas bastas y una camisa de
color verde llena de picos, que bien podía estar fabricada a base de las hojas
más resistentes del bosque. Tenía las delgadas facciones que tienen todos los
duendes, con el rostro alargado y orejas picudas; sus ojos eran marrones
claros, casi dorados, y su pelo castaño amenazaba con cubrirle uno de ellos. De
su cuello colgaba una fina cadena que sostenía un sencillo anillo de plata, y
de su cadera un cinturón sin espada. Respondía al nombre de Jyles, y era el
encargado de dirigir a los arqueros y dragones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mirando en la misma dirección que su compañero, pero
desde una de las ramas de un árbol cercano a la primera fila de la formación de
trolls y duendes, se encontraba Dumbaria, la duende encargada de dirigir a las tropas
de tierra, tanto trolls y duendes como dríades, y a las náyades en el agua. Su
ropa era casi idéntica a la de su homólogo masculino, al igual que sus
facciones; sin embargo, el pelo de ésta era largo hasta mitad de la espalda
(aunque ahora lo llevaba recogido) y oscuro como la noche misma, y sus ojos
eran del mismo marrón que el tronco del árbol sobre el que estaba sentada.
También de su cuello colgaba una fina cadena con un anillo de plata, y de su
cadera un cinturón sin espada. Estaba completamente desarmada, pero lista para
la batalla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La mirada de ambos era dura, pero serena y, por el
momento, amparados por la oscuridad que la niebla les ofrecía, ninguno de los
dos parecía tener intención de parpadear. Sus cuerpos estaban en posición
relajada, pero atentos a cualquier ruido, cualquier movimiento procedente del
este.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-47836565468324510732013-03-25T23:14:00.000+01:002013-03-25T23:14:44.244+01:00LA GUERRA EN LA NIEBLA I<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Llevaban meses planeándolo, y por fin estaba todo
listo. El ataque estaba previsto para cuando saliese el sol y, puesto que
estaba amaneciendo, era necesario ponerse en marcha, pues las tropas debían
estar preparadas y en posición, y el sol oculto por dos razones obvias:
mantener vivos a los trolls y permanecer invisibles al ojo humano.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En cuestión de apenas unos minutos, las hadas,
criaturas que no llegaban a medir más de veinte centímetros, se colocaron
formando círculos en el cielo, varios metros por encima de los riscos más
altos, y comenzaron a corear cánticos para formar una niebla espesa. En el
suelo, las hadas más jóvenes concentraban todos sus esfuerzos en obtener
energía de la Madre Tierra y enviarla a las que mantenían el hechizo activo
para que éste no se rompiese. Tanto las adultas como las más jóvenes tenían
unas alas desproporcionadas con respecto al tamaño de su cuerpo, pues eran casi
el doble de grandes que ellas; además, eran tan finas que resultaban
completamente transparentes y, al contrario de lo que pudiera parecer, eran
tremendamente resistentes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Pequeños grupos de jóvenes silfos se encontraban en
formación alrededor de las hadas más jóvenes, pues su misión era la de
protegerlas contra lo que se avecinaba, de manera que no se interrumpiese en
ningún momento el tránsito de la energía. Los silfos eran el homólogo masculino
de las hadas, apenas un poco más altos que ellas y, como éstas, tenían sendas
alas a la espalda, aunque no eran tan grandes como las de ellas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En los acantilados y salientes rocosos, miles de
elfos sostenían sus arcos en posición vertical, a la espera de órdenes, con una
flecha ya colocada y lista para ser disparada. Eran igual de altos que un humano
adulto de estatura media, pero mucho más enjutos. Tenían las manos finas y
alargadas, perfectas para el manejo del arco, y sus ojos rasgados, casi
enteramente pupila, eran los más adecuados para calcular la distancia a la que
podría encontrarse el enemigo. Vestían bastas ropas grises, del mismo tono que
las piedras que tenían a sus espaldas y bajo sus pies, lo que les confería,
junto a la niebla, un camuflaje casi perfecto y una protección indudable.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Entre los árboles, las dríades sostenían en alto sus
lanzas y mantenían las espadas preparadas para lanzarse a la batalla; eran las
únicas en el campo de batalla que llevaban un vestido que les quedaba por mitad
del muslo, en lugar de pantalones, pues estaban acostumbradas a ellos, y sabían
que les permitirían moverse con total libertad; además, los vestidos eran de un
tono marrón muy parecido al de los troncos de los árboles y al de su propia
piel, por lo que subidas en éstos pasarían desapercibidas, y estando en tierra,
si se mantenían quietas, y gracias a su excepcional altura, a sus cuerpos
robustos y a sus espesas melenas verdes, podrían ser confundidas con árboles
jóvenes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el agua, las náyades (también conocidas como
elfas del mar) esperaban su encuentro con las sirenas; sus rasgados ojos completamente
negros oteaban el horizonte en las profundas y tranquilas aguas marinas con la
esperanza de vislumbrar el más mínimo movimiento que pudiese indicarles la
llegada de sus temibles enemigas. Sus manos palmeadas se adherían a las rocas
tras las que se mantenían escondidas, mientras movían las piernas de forma casi
imperceptible para mantenerse en la posición adecuada. Las oscuras escamas que
cubrían todo su cuerpo eran más que suficiente como protección y como
camuflaje. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el aire, sin volar nunca por encima del banco de
niebla, se mantenían a la espera dragones
de mil colores, los más jóvenes cabalgados por silfos armados y los adultos esperando
instrucciones. Los dragones no tenían más protección que sus duras escamas y
sus afilados colmillos, y los silfos que cabalgaban sobre los más jóvenes
contaban como única protección con la pericia de estos para esquivar los
ataques de sus enemigos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Y por último, en formación de ataque, trolls y
duendes esperaban la llegada de las tropas de a pie. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los trolls, las criaturas de menor tamaño (sin
contar a las hadas y silfos) de todas las que participarían en aquella guerra
(apenas del tamaño de un niño humano), iban armados con ondas y piedras, o con
pesadas hachas. Tenían la piel muy gruesa y oscura, de un tono grisáceo, como
el de las piedras. Sus cabezas eran ovaladas como patatas y completamente
calvas, por lo que comúnmente eran confundidos con gnomos, aunque éstos vivían
en tierras más cálidas y no se convertían en piedras si les daba la luz del
sol.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por su parte, los duendes tenían en sus manos largas
y afiladas espadas que habían sido forjadas con raras aleaciones de pesados
metales y magia, de forma que resultaban ligeras para la lucha, pero letales
para quien tuviese el infortunio de cruzarse con su filo. Tanto los trolls como
los duendes vestían camisetas verdes y pantalones
marrones.<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-20593022722831918782013-03-25T23:12:00.000+01:002013-03-25T23:12:01.994+01:00PRÓLOGO<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Se apartó el pelo de la cara y se sentó junto a la
ventana. El día había amanecido con una niebla cerrada, de forma que no era
capaz de vislumbrar nada más allá de la cubierta de babor. El capitán les había
informado el día anterior que aquél sería el fiordo más bonito que iban a
visitar, y por tanto todo el mundo había madrugado más que en toda la semana
que llevaban de viaje, por lo que era de entender que estuviesen todos
ofuscados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-No he pagado este viaje para no ver nada- decían.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-Si lo llego a saber, me quedo en la cama….esto es
un desperdicio- se quejaban otros.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-¿Cómo puede hacer tan mal tiempo en verano?- se
escuchaba al fondo de la habitación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">-Es una lástima que haya niebla precisamente hoy,
pero bueno, esto es Noruega, ¿qué se podía esperar? Bastante es que hemos
tenido buen tiempo hasta ahora- se consolaban sus padres, cámara en mano. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“¿A qué vienen tantas quejas?”, se preguntaba ella;
“esto es Noruega, aquí hace frío, llueve y pocas veces luce el sol…si querían
sol, igual deberían haber elegido un crucero por el mediterráneo, no por los
fiordos noruegos”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Apoyó la cara sobre el frío cristal y dejó que su
mirada se perdiera en el tupido velo blanco que tenía ante sí. Muy de vez en
cuando veía un manchurrón verde que pronto volvía a desaparecer entre la
niebla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Trolls. Los guías llevan toda la semana hablándonos
sobre los trolls, esas criaturas mágicas que se convierten en piedra si les da
luz del sol y que son típicas del lugar. Es lógico que de vez en cuando haya
niebla, es necesario para que los trolls puedan salir de sus cuevas para poder
cazar”, fantaseaba. ¿Y si la niebla estaba ahí, de hecho, para que pudieran
salir? ¿Y si era intencionada?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La niebla era cada vez más espesa y las aguas habían
comenzado a agitarse con violencia; la gran sala se empezó a llenar de
murmullos asustados, pero ella, con su cabeza pegada al cristal, sólo era capaz
de mantener en mente dos cosas: un mundo de criaturas mágicas, y una idea que
poco a poco iba cobrando forma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿Y si la niebla la creaban las hadas, por ejemplo,
para esconder una guerra?<o:p></o:p></span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-53208291020169292352012-12-22T22:45:00.001+01:002012-12-22T22:45:52.969+01:00Ïniël<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Érase
una vez que se era, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">en un
año de aquesta era <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">un mago
con su túnica, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">y una
barba que se enredaba en la hierba. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Conocido
era el mago como Queran; <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">conocido
era por su gran destreza…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">no la
de la magia, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">si no
la de contar historias que antaño reales eran.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Escuchad,
queridos,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"> la historia que ahora cuenta, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">y
prestad oído: ya no es cierta, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">aunque
antes sí lo fuera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">“Con el
corazón en un puño y el vello erizado, huía de la bestia que le perseguía desde
hacía ya rato. Tenía colmillos grandes como casas y ocho ojos que acaso
parecieran ocho lunas, aunque en vez de blancas, eran oscuras. La cabeza, tan enorme
casi como el resto del cuerpo al completo, se bamboleaba con cada zancada que
daba en pos de su presa; era una cabeza peluda en ciertas zonas, y desprovista
de todo pelo, apenas algo más que duro pellejo, por otros lados. Si lo mirase fijamente
-si acaso tuviere tiempo para tamaña estupidez-, el muchacho habría podido ver
que la cara del bicho estaba cubierta de pelo a la inversa que pudiere estarlo
la de cualquier hombre. No, por supuesto, él no se había dado cuenta; bastante
tenía con correr y correr tratando de evitar las pesadas patas como troncos -seis,
por si fuera poco- que lo perseguían, intentando no pensar en los chorreantes
colmillos que sobresalían de sus fauces, cinco hacia arriba y cuatro hacia abajo
-sabe Anyra el porqué de tan absurda anatomía-.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">De
repente, cuando sus temblorosas piernas y la incontrolada respiración que hacía
rato les acompañaba empezaban a avisarle de que no podría seguir corriendo por
mucho más tiempo, aquella extraña criatura salida del mismísimo infierno se
desplomó tras sus pasos y exhaló, junto a su último aliento, un atronador
rugido que hizo que temblara el bosque entero, se estremecieran los mares y llorara
la montaña. Se vio nuestro gallardo protagonista, de buenas a primeras, tirado
en el suelo, mirando a la bestia y temblando de miedo. Sus ojos castaños, escrutaron el enorme cuerpo de su agresor intentando
adivinar la razón de su repentina muerte. Las pupilas centrales, que eran del
mismo tono que su piel, le indicaban lo que podría haber divisado cualquier
animal o cualquier humano: aquel demonio era tan grande como fiero; los enormes
ojos oscuros tenían una consistencia lechosa y un brillo asesino que hacía
parecer que aún viviera; los colmillos, en cambio, se veían duros y afilados,
mortíferos a más no poder. El enorme cuerpo con sus desproporcionadas
extremidades no eran más que un amasijo de piel rota por los huesos, y sangre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Por
otra parte, sus pupilas laterales, de un azul intenso, le informaban de que
cada uno de los ocho ojos estaba, a su vez, formado por quince esferas oscuras,
unidas por una masa viscosa que no cesaba de moverse entre ellas. Asqueroso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Además,
aquellos horribles colmillos que habían estado a punto de despedazarlo en más
de una ocasión durante su huida, resplandecían a la luz de la luna con un
brillo metálico, como si se tratase de la luz de una espada. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">También
pudo ver la causa de la muerte: la enorme mole de su cuerpo yacía bajo toneladas
de magia. Sólo había un ser en el mundo capaz de invocar una magia de tamaño
poder.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Con deliberada
lentitud se incorporó hasta quedar sentado en el suelo, sin dar la espalda a la
bestia; aún no podía creer que estuviera muerta. Con una mano, aún temblorosa
por la carrera y el susto, se limpió el sudor de la grisácea piel y se apartó
los oscuros mechones de pelo de la frente. Se miró las manos, extrañado. Eran largas
y finas, delicadas a la vista, pero fuertes
para la lucha y, por primera vez en su corta vida, estaban manchadas y
llenas de sudor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Sudor. Él
nunca había sudado. Había corrido y corrido por mil caminos y senderos tortuosos
desde que tuvo edad para hacerlo, mas nunca se había manchado y, desde luego,
nunca había sudado. Hasta ese momento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Sintió
un escalofrío recorriéndole la espalda cuando una mano, alargada y fina como la
suya, se posó en su hombro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Hola,
abuelo- dijo sin levantar la vista de sus dedos.- Gracias.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
anciano, que compartía con su nieto el color grisáceo de la piel, no dijo nada.
A pesar de haber vivido casi tantos años como el mismo mundo, Grael tenía la
piel tersa y fina, tanto, como la de su nieto Ïniël; sin embargo, a diferencia
de este, su pelo era oliváceo, señal de su vejez.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Los
dorados ojos de Grael escrutaron con atención al muchacho, aún sentado en el
suelo, haciendo caso omiso de la enorme mole que yacía muerta a escasa
distancia de ellos. Tras meditarlo unos momentos, se sentó a su lado, aún con
su mano en el hombro del muchacho, y le hizo levantar la cabeza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
Ïniël clavó la mirada en la doble pupila de su abuelo no pudo evitar llorar. Llevaba
ya rato aguantando las lágrimas, pero la sabiduría que normalmente se reflejaba
en los ojos del anciano había sido reemplazada por miedo; sus pupilas
centrales, por lo general negras como los ojos del unicornio que le dio la
vida, había perdido la luz que las caracterizaba, dándoles la apariencia de
oscuros pozos vacíos; por otra parte, las pupilas laterales, que siempre habían
sido como rubíes atravesados por un haz de luz, se veían de un rojo apagado y
sin vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-¿Qué
te ha pasado, abuelo? ¿Es culpa mía?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Grael
sonrió con esfuerzo y limpió las
lágrimas de Ïniël. Nunca, desde que él tenía memoria, había llorado ningún
elfo; eso era algo que estaba reservado para los humanos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Eres
joven, Ïniël, apenas has cumplido dos milenios sobre este mundo… y aun así has
estado a punto de perder hoy la vida por un capricho. La magia que he tenido
que emplear para salvarte la vida es muy poderosa, y ya sabes que siempre hay
que dar algo a cambio. Por si esto no fuera suficiente, esa bestia era una de
las más ancestrales que habitaba la tierra, una de las dos últimas de su
especie. Era un bicho maligno, apenas inferior a un demonio, y su muerte traerá
consigo grandes desgracias, pues a pesar de su maldad, forman parte del ciclo
de la vida, y de la vida misma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-¿Cuáles
son las consecuencias, abuelo?- preguntó Ïniël, temiendo saber la respuesta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Las
consecuencias de la muerte de este Karvyoth serán devastadoras para este mundo,
pues dejará de existir tal y como lo conocemos ahora cuando muera su pareja,
pues ya no habrá descendencia posible al ser esta la última hembra; sin
embargo, un mundo nuevo nacerá de este, con nuevas criaturas y nuevos hombres
que relegarán a los elfos al olvido y a su muerte. Tú no habrás de temer por
ello, pues los Karvyoth son criaturas muy longevas, y si la pareja de ésta
tiene su misma edad, como es común entre ellos, aún le quedan varias decenas de
milenios por vivir…a no ser que a algún otro insensato como tú le dé por
intentar beber del agua de la vida, que tan celosamente guardan.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-¡No
era para mí!- gritó Ïniël, lleno de vergüenza y furia- ¡Sólo intentaba guardar
un poco en un odre para poder llevársela a Luna! Es el único unicornio vivo que
queda, y se está muriendo- acabó susurrando, sus últimas palabras apenas un suspiro
audible, ahogadas por el dolor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Luna
se está muriendo porque así debe ser; ha llegado su hora, igual que llegó la de
todos sus antepasados… ¿Acaso crees que yo no sufrí cuando murió su madre?
Anyra fue quien me dio la vida, y yo hube de verla morir porque así estaba
escrito. Cuando Luna muera, nacerá su hijo, otro unicornio, pues es la única
forma de renovar la magia en el mundo. Así ha sido siempre. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-No lo
sabía- dijo Ïniël- pensé… pensé que si moría dejaría de existir la magia, que
los unicornios se extinguirían para siempre… pensé… que tenía que salvarla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Ahora
ya no importa, Ïniël.- Grael volvió a levantarle la barbilla para obligarlo a
mirarlo a los ojos- Y no debes culparte: el ciclo vital de los unicornios es un
misterio que les es desvelado a los de nuestra raza a la edad adulta, y tú no
eres más que un chiquillo. Ha sido un acto muy noble arriesgar tu vida para
salvar la suya, pero los actos nobles no son siempre los más acertados: hay
veces, en que es mejor preguntar a los de mayor edad y seguir su consejo,
aunque a primera vista carezcan de sentido… Aunque nunca debes actuar sin saber
el porqué de tus actos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-No
entiendo lo que eso significa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Ya lo
descubrirás con el tiempo, cuando seas viejo y más sabio, quizás.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Aún
queda mucho eso, abuelo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-No
tanto como imaginas- las palabras de Grael asustaron al muchacho, pues sonaron
llenas de miedo y de tristeza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-¿Qué
quieres decir?- Ïniël también sentía miedo ahora; no el miedo que había sentido
al entrar en la cueva del Karvyoth… ni siquiera el miedo que había sentido
cuando éste le perseguía se asemejaba al profundo miedo que sentía en ese
momento. Al fin y al cabo, nunca había conocido el miedo en la voz de su
abuelo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">- Escúchame,
Ïniël, como ya te he explicado en numerosas ocasiones, la realización de la
magia requiere de un sacrificio, y mayor debe ser ese sacrificio cuanto mayor
es el poder que se usa…y el poder que he necesitado para salvarte de ese
engendro requiere un precio muy alto a pagar. La vida de Luna está llegando a
su fin, no le queda más de quinientos años de vida, y eso con un poco de
suerte; sin embargo, tú no llegarás a verla morir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Ïniël
no dijo nada, pues tenía un nudo en la garganta que le impedía hablar. No fue
necesario que lo hiciera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Ïniël,
mi magia estaba destinada a salvarte, y por ello eres tú quién ha de pagar por
ella. He salvado tu vida a cambio de tu vida misma. Mírate las manos, Ïniël.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El joven elfo mantuvo la vita fija en los ojos de su
abuelo, en su doble pupila yerma. El silencio empezó a hacerse tenso entre
ambos y la tristeza se acentuaba en la cara del anciano, una tristeza que
empezaba a ser dolorosa para su propio cuerpo. Finalmente bajó la vista hacia
sus manos. Empezó a llorar otra vez.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Su piel
grisácea se había vuelto de un tono mucho más claro, como la piel de los
hombres. Sus manos, que siempre habían sido largas y finas como las de toda su
especie, eran ahora más cortas y rudas, más redondeadas…como las manos de los
hombres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras un
momento que bien podía haber sido unos minutos o una eternidad, Ïniël volvió a
mirar a su abuelo; sus ojos, ahora de una sola pupila negra, estaban anegados
en lágrimas que ya no querían salir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-¿Por
qué?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Era la
única forma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-¿Por
qué?- volvió a preguntar Ïniël, tras una larga pausa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Volvió
a hacerse el silencio. Si los elfos pudiesen llorar, dos largas lágrimas
habrían recorrido las tersas mejillas de Grael en ese momento. Sus lágrimas
fueron el silencio que siguió a la pregunta Ïniël, la incapacidad para hablar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-¿Por
qué lo hiciste?-preguntó al fin Ïniël- ¿Por qué no me dejaste morir, por qué no
dejaste que simplemente me atrapara? Habría sido igual para mí…habría muerto
igualmente, y no tendría que sufrir esto. Y aún habría dos Karvyoth, su especie
podría mantenerse y el mundo no tendría que cambiar, ¡seguiría habiendo elfos
durante cientos de milenios!... ¿Por qué?- se sentía confuso, triste, lleno de
miedo y, por primera vez en su vida, experimentó un sentimiento humano: el
odio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Porque
era lo que tenía que hacer- fue la respuesta de Grael.- He intentado evitarlo-
continuó- he intentado hacer lo posible y lo imposible por evitarlo…pero no he
llegado a tiempo- se le rompió la voz. Tras una pausa, siguió hablando- no he
podido pararte a tiempo, ya era demasiado tarde y recé a Anyra para que me
ayudase a tomar la decisión correcta. Ella fue quien me guio, y yo seguí sus
pasos. El mundo está destinado al cambio, Ïniël. Dentro de miles de años morirá
el último Karvyoth, y con él morirá el último unicornio, y éste no dejará
descendencia. Llegará el fin para la raza de los elfos, y será a manos de los
humanos. Quizá no sean ellos los que nos maten directamente, no tienen medios
para ello…pero matarán todo lo bello que existe y con lo bello moriremos
nosotros. Nuevas cosas bellas surgirán, pues Anyra es sabia, y la Naturaleza es
su hija, mas no nacerá con ésta una nueva raza de elfos, pues ellos serán lo
que surja bello.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">>>Y
tú, hijo mío, habrás de pagar el castigo de este cambio. Tú serás el primer
elfo que muera, pues ahora eres el único elfo mortal; este es el pago por tu
vida. Sin embargo, también serás recompensado por tu gran valor y tu nobleza,
pues obraste en pos de un bien: tú serás el que nos guíe; tras tu muerte tú
guiarás a los que mueran detrás de ti, tú los ayudarás a renacer como lo bello
que ha de surgir, y sólo cuando todos hayan encontrado su nueva forma, tú
nacerás otra vez como lo más bello que exista, pues eres tú, Ïniël, hijo de
Äraä, hija de Grael, el primero de nuestra especie, el único elfo que ha
intentado salvar a un unicornio de su muerte. Eres un héroe… un inconsciente,
sí, pero también un héroe, y por todos serás recordado como tal. Al fin y al
cabo, nunca nadie ha intentado salvar la magia y la belleza de este mundo,
siendo “el último en su especie”, por llamarlo de alguna forma. Quizás no lo
hicieran por instinto; quizás fuera por miedo o quizás no lo hicieran pensando, simplemente, que así
debía ser. El caso es que nadie lo intentó hasta que lo intentaste tú.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Ïniël
no entendía del todo lo que decía su abuelo, pero sí entendía lo más
importante, y era suficiente, pues ya no sentía odio. Ya se molestaría entender
lo demás con el paso de los años.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Dime,
abuelo, ¿cuántos años llegaré a vivir como humano?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-No lo
sé, hijo. Como eras un elfo joven, te has convertido en un humano joven
también. Calculo que ahora debes tener unos siete u ocho años, por lo que te
queda una larga vida por delante. Efímera para un elfo, pero muy larga para un
humano, pues tampoco serás un humano corriente. Si vives en paz y sin olvidar
quién eres, quizá llegues a vivir trescientos años, algo más que los humanos
más longevos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Ïniël
se levantó despacio, y permaneció de pie, inmóvil, mirando la figura
contrahecha del engendro que había estado a punto de matarlo. Se sentía en paz,
tranquilo. Ya no tenía miedo ni ganas de llorar. Sentía las lágrimas y el sudor
seco por todo el cuerpo, el pelo pegado a la cara. Era consciente de que su
ropa estaba llena de mugre. Incluso sus nuevas manos estaban manchadas de
barro. Pero ya no le importaba.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cerró
los ojos y sintió la brisa en cara. Olía
a demonio muerto; sonrió.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Gracias,
abuelo- abrió los ojos y, sonriendo, se alejó de allí. Sin mirar a su abuelo
una última vez; sin mirar al bicho gigante, sólo con su sonrisa y el olor que
le traía la brisa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Gracias,
Ïniël- contestó Grael cuando el muchacho hubo desaparecido.- Gracias por
mostrarme el camino.- Sonrió.”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Ésta es
la historia <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">que
contó el viejo mago, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">y fue
oída por un oso, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">un
koala y un leopardo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Es ésta
una realidad que ya ha sido <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">pero
que ya no es… <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">lo
siento si os he aburrido, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">mas así
había de ser. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Y colorín
coloriendo, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">esto
una historia para Ro acabó siendo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-17148037072982241712012-10-21T20:05:00.004+02:002012-10-21T20:05:56.304+02:00El hada y la Luna<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">El hada
que vuela a la luna</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">busca el
amor </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">y encuentra
locura.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Le canta
con dulzor, </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">la llama
con ternura;</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">la busca
por su luz,</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">la adora
por ser oscura.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Llora,
llora la luna,</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">llora por
estar sola,</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">por vivir
en las alturas...</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">y el
hada que la adora</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">llora y
llora por su luna,</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">porque la
ama, porque la añora</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">y por
ella pierde la cordura.</span></div>
Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-40801367271448488422012-06-14T19:15:00.002+02:002012-06-14T19:15:26.512+02:00Absurdo<div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Después de tanto tiempo, saco pluma y pergamino y dejo que la punta de la primera rasgue la fina superficie de segundo bajo las órdenes de mis manos, los deseos de mi mente y la forma inequívoca de las palabras que manan de mis dedos. Es una sensación liberadora.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">No hay razón aparente, no hay necesidad acumulada, ni siquiera sentimiento expresable que me lleven a escribir, no más que el hecho de quererlo, el necesitarlo y que me hace sentir bien… ¿Y para qué más? No es necesario tener razones para tener ganas, igual que no es necesario tener necesidades para quererlo hacer. Es escribir por escribir y sentirte bien para no sentirte mal, una obviedad como un castillo sin necesidad de nada más.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Sentimientos buenos, sentimientos malos y algunos que ni fú ni fá, ¿qué más da? Sentimientos son, y como tal se van a quedar…a no ser que los escribas. Si los escribes dejan de ser sentimientos para convertirse en algo más, en una forma de expresarlos (absurdo, no lo niego, pero es que soy la reina de la absurdez…o la absurdidad, según se mire).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Palabras, palabras y más palabras, sin sentido alguno o con él (o con sentido alguno y luego al revés). Palabras de vuelta y media (Aticurepac) o palabras de vuelta y mitad (Tacirupeca) que te escriben mil historias, cuatro poemas y cuentos sin contar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Palabras que a mí vienen, palabras que luego se van…unas dejan su huella y otras pasan si más, pero todas son palabras, y todas se han de usar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Y como ya no se me ocurre nada, y no tengo ganas de pensar más, concluyo este tema diciendo tralarí-tralará… o ralatrá-rilatrá, ¡dependiendo si lo lees hacia delante o hacia atrás!<o:p></o:p></span></div>Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-69440753087018451452012-04-23T14:30:00.003+02:002012-04-23T16:07:14.895+02:00María<div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“¡María, ven aquí, María!”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Ella corre, escapando de sus brazos con una risa angelical. Quiere que él la siga, le gusta el juego.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“¡María, venga, ven conmigo, no corras!”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Ella ha dado media vuelta y ha escapado de él por segunda vez, sin dejar de reírse ni un segundo. Todos la miran. Su pelo vuela tras ella, dando pequeños saltitos sobre las coletas que lo recogen.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Él se ha parado y la mira desde el otro extremo, esperando que ella vuelva, pues no quiere molestar a la gente de su alrededor. Ve como ella se esconde entre la gente hasta que la pierde de vista. Él se acerca sigilosamente, sin hacer ruido, para buscarla. Quiere tenerla vigilada. Al fin da con ella. Ella está de espaldas y no lo ha visto. Él sonríe con ternura y le acaricia el cuello, apenas un soplo de sus dedos sobre la fina piel de ella. Ella se vuelve sonriente, se ríe a carcajadas por el tacto de él. “¡Juan!” grita, alargando mucho la a, y echa a correr otra vez.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“¡María, no corras, ven conmigo, anda!... ¡María, ven aquí, que hay un sitio, siéntate!” <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Ella se gira en su huida, lo mira a los ojos y se ríe. Al fin se deja atrapar y se sienta donde él le indica.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Él desplaza su mano por el rostro de ella en una caricia llena de infinito cariño, y ella le responde con su risa musical.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“¿Quieres jugar, María?”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Ella asiente fervientemente, con su sonrisa eterna dibujada en la cara.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“Pi-ka-¡CHU!”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Y ambos sacan las manos. Están juagando a piedra-papel-tijeras.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“Pi-ka-¡CHU! Pi-ka-¡CHU!” <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">El nombre del pokèmon se repite, incansable, mientras ellos sacan sus manos con la opción elegida. Piedra-papel-tijera.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“Pi-ka-¡CHU!”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Ella ríe cada vez que él silabea el nombre del bicho.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“Pi-ka-¡CHU!”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Ahora también lo ha nombrado ella, a la par que él. Ríe hasta atragantarse. Él la mira, fascinado por la belleza de esas carcajadas y la hermosura de su rostro mientras se ríe. No puede apartar los ojos de su rostro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“Pi-ka-¡CHU!... ¡Eh, no hagas trampas! ¡Tenemos que sacar las manos a la vez, sino, no vale!”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Ella vuelve a reír ante su travesura.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“Pi-ka-¡CHU!” dicen a la vez.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Él levanta la vista y se da cuenta de que ya han llegado a su parada. Sus ojos recorren el bus, indeciso. No sabe si salir corriendo, o esperar a la siguiente. La mira a ella y parece decantarse por la segunda opción. Es lo más sensato para asegurarme de que ella está bien, dicen sus ojos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">El autobús arranca otra vez.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“Nos hemos pasado la parada María, así que ahora nos tenemos que preparar para salir corriendo, ¿vale?”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Ella asiente, se levanta en el asiento y acaricia el pelo de él. Ha dejado de prestarle atención para mirar la parada que dejan atrás, y ella la reclama. Él acude a su llamada como un rayo, le sonríe, le acaricia el rostro y observa maravillado cómo ella se vuelve a sentar, con su sonrisa perlada compensando la eterna atención de él.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Ya están llegando a la nueva parada. Él la toma entre sus brazos, con delicadeza, como si ella estuviese hecha del más fino cristal.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“Ven aquí, pequeña”, le susurra mientras ella abraza su cuello, encantada, y rodea la cintura de él con sus piernas. No tarda en entrelazar sus dedos en el pelo de él para acariciárselo mientras él la lleva. Él besa el pelo de ella mientras la abraza con ternura, pero con fuerza, como si tuviese miedo de perderla.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Baja del autobús con ella entre sus brazos. Ella sonríe y le acaricia el pelo. Él lleva, además, una mochila a la espalda. No parece que le moleste el peso extra, no mientras sea el de ella. Se alejan por el camino por el que acaban de llegar, despacio. Ella lo abraza con brazos y piernas y acaricia su pelo con una sonrisa. Él la mece suavemente entre sus brazos, con cariño, con amor, asegurándose en todo momento que su hermanita de 5 años con Síndrome de Down está cómoda sobre su pecho y hombros, que no le falta nada.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Y así, abrazados los dos, desaparecen de mi vista y de todos los que, en el bus, los miraban pasmados, sorprendidos por el despliegue de ternura que se profesaban ambos.<o:p></o:p></span></div>Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-120261894891920419.post-88676853754743439342012-02-09T16:02:00.001+01:002012-02-09T16:20:16.967+01:00Ella<div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Vuelve sola, acompañada únicamente por el frufrús de su largo vestido volando alrededor de sus piernas, siendo estas apenas una suave danza sobre el asfalto. Su pelo, negro como la noche que se cierne sobre ella, vuela tras ella, atropellándose unos mechones a otros en su afán por seguir el ritmo de los pasos de su alocada dueña. Sus ojos, normalmente de un tono más bien oscuro, se tornan dorados bajo la luz de la luna Ethëra, la única que brilla esta noche sin estrellas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Se oyen flautas y violines.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Los alargados pétalos carmines que forman sus labios, carnosos como la pulpa del melocotón, se curvan hacia arriba en una creciente sonrisa de infantil locura, ansia y felicidad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Acelera aún más el paso; sus delicados pies casi ni rozan el asfalto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Ríe. La gente a su alrededor cree que ese sonido forma parte de la música, y ríen también.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Bullicio. Cientos de personas giran y bailan y vuelven a girar al son de las flautas y violines, cada vez más rápido.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Se une a ellos. ¿Se une? No, ella no es como los demás, no baila sus pasos ensayados. Atraviesa el tupido círculo de bailarines y llega al centro del mismo. Nadie la ve, nadie presta atención a la dama del vestido de flor. El baile es suyo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Baila. Cada nota se apodera de sus piernas, de sus brazos, su cadera. Se deja llevar por la música.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Se eleva. Ella no se ha dado cuenta, el resto tampoco, pero sus pies ya no tocan el suelo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Ríe. La gente admira el sonido de la música, ese sonido que se mezcla con las flautas y los violines. Nadie sabe de dónde viene, pero tampoco le importa a nadie. Es bonito, es dulce. Es música.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Vuela. Se ha elevado tanto que las cabezas de los más altos no llegan a sus tobillos. Aún no se ha dado cuenta, y los demás tampoco. De su espalda nacen dos alas enormes, suficientemente grandes como para cubrirla entera a ella y a dos más, pero tampoco se ha dado cuenta de eso. Ni los demás.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Sus alas son translúcidas, casi transparentes, y están adornadas con finísimas filigranas de plata (… ¿O no es plata?) y diminutas esquirlas de cristal (no, tampoco son de cristal…). La luz de Ethëra atraviesa sus recién adquiridas alas, y brilla.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Un cielo estrellado se abre bajo sus pies, proyectado por sus propias alas, pero ella no se da cuenta; los demás tampoco… “una noche más, como otra cualquiera”, dicen. Y siguen bailando, ajenos al inusual fenómeno que está ocurriendo sobre sus cabezas. Ni siquiera se dan cuenta de que esas nuevas estrellas no son como las que ellos conocen, que brillan más y están más cerca. Les da igual, sólo bailan al son de las flautas y los violines… no, sólo flautas y violines no, hay algo más, una música nueva que nadie sabe de donde viene, un hálito de magia que suena al son de la música. Suena bien, así que a ellos les da igual.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Ella baila, ajena a su baile, a su vuelo; ajena a sus nuevas alas, a su luz y a su propia risa. Ella baila.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Ethëra brilla más esta noche, más de lo que ha brillado nunca antes, y refleja su luz en las alas de ella creando un manto de estrellas que ella no ve.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Ella baila, ajena a todo, ajena a sí misma, ajena al hecho de que su vestido ya no hace frufrús al roce con sus piernas… y es que ya no es su vestido; es otro diferente, más corto, más delicado, más etéreo, como si estuviese hecho de gotas de agua, como sus alas. No, no está hecho de gotas de agua, si no de rayos de luz, haces brillantes que vienen de Ethëra… como sus alas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Ella baila. Ella brilla. Ella vuela. Ella ríe.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">Ella sueña.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">El viento le ha regalado su liviandad, y ella baila; Ethëra le ha regalado su luz, y ella brilla; Ethëra le ha regalado sus alas y ella vuela; Las flautas y violines le han regalado su música, y ella ríe.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNoSpacing"><span lang="ES-TRAD">La noche le ha regalado sus estrellas, y ella sueña.<o:p></o:p></span></div>Dumbariahttp://www.blogger.com/profile/08918234266639193428noreply@blogger.com4