Mi humilde petición

Sería de agradecer que cada cual deje sus comentarios en la entrada que crea oportuna...tanto los buenos como los no tan buenos. Así puedo hacerme una idea de cómo mejorar y en qué aspectos :)

domingo, 13 de marzo de 2011

Paradoja

Ni triste ni alegre. Sin ganas de llorar, tampoco de reír; simplemente normal, indiferente...yo.
Yo, con mis ganas de escribir.
Yo, con la necesidad de liberarme, de dejarme llevar durante hojas y hojas de amarga e irritante, desnuda sinceridad....yo, sin ningún sentimiento que expresar.
Nada sobre lo que escribir, ningún pensamiento en el que perderme hasta olvidarme de todo lo demás, sin puertas que me puedan servir como vía de escape.
En momentos como este, incluso desearía estar deprimida, triste, al borde de las lágrimas... al inicio de un ataque de ansiedad. Al menos así sabes que tienes sentimientos, algo por lo que llorar, que reaccionas ante el dolor...que no estás completamente vacía. Que la situación puede cambiar y que va a hacerlo, antes o después, eso es lo de menos.
Y sabes (quieres creer) que ya sólo puede ir a mejor -y la mayos parte de las veces así será-, pero no puedes evitar sentir pánico porque también existe la posibilidad de que empeore.
Estás viva, lo notas. Te lo dice el miedo que sientes, el dolor que te agarrota el cuerpo entero, las lágrimas que se acumulan en el tenue brillo de tu mirada. Te sientes viva.
Ahora no. Yo no.
Tengo la cabeza embotada, la mente en blanco todo el tiempo; soy incapaz de pensar, de reflexionar, de darle vueltas en la cabeza a ningún tema que cualquier otro día me habría dado como para ausentarme de mí misma durante horas.
Miento: hay un tema que no deja de dar vueltas en algún rincón de mi mente, silencioso como una sombra, que pasa inadvertido al resto de mis pensamientos. No se deja ver, no se deja sentir...pero, de una forma u otra, el muy cabrón se hace oír.
No puedo callarlo, ignorarlo ni, mucho menos, destruirlo, pues no sé dónde se encuentra, cómo llegar a él ni por donde empezar a buscarlo. Además, me gusta.No aquí, no ahora ni así, pero me gusta y no quiero que desaparezca del todo.
Podría escribir sobre este tema en concreto...podría, si me hiciese sentir algo especial, si me provocase la necesidad de desahogarme, de filosofar para encontrar rezones, repuestas, para aclarar mis ideas y darles un orden. Pero no, no me produce nada de eso. Es un pensamiento vacío, sin consistencia ni sentido, un pensamiento inútil, pero que no me deja pensar en nada más. Es un sentimiento absurdo, sordo y pasajero, pero demasiado poderoso como para dejarme sentir nada más.
Me aisla de mi mente, me impide pensar con claridad. No me deja estar triste, ni alegre, ni reír o llorar. No me deja escribir.
Es...como si me gritase continuamente al oído para que no sea capaz de escucharme a mí misma. Crea una barrera entre todos mis yoes para que no pueda conversar con mi mente, entender lo que piensa y ayudarla a organizarse.
Es entonces cuando me pierdo: no sé qué piensa me cabeza, no puedo ayudarle si tiene problemas, soy incapaz de entender lo que intenta decirme, incluso gritarme.
Sé que hay algo rondando mi mente, intentando hacerse un hueco entre la barrera que ha formado la plaga de la nada.
Desde hace días, algo importante. Un aviso, una alarma, no lo sé. Pero no consigo descifrarlo porque no lo oigo.
Está escondido, distante, perdido en el abismo que es ahora mi subconsciente, pues mi parte consciente directamente a dejado de existir.
Me da miedo perderlo, no descubrir nunca lo que es, que desaparezca en la tormenta de pensamientos y sentimientos que no lo son.
Mientras, aquí estoy, escribiendo sobre nada en concreto, sobre nada en general...sobre nada, y ya está. Por un pensamiento que no lo es; por un sentimiento que no me deja sentir...escribiendo porque no tengo nada sobre lo que escribir.
Paradójico, ¿no?
Me da igual, me gustan las paradojas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario