Mi humilde petición

Sería de agradecer que cada cual deje sus comentarios en la entrada que crea oportuna...tanto los buenos como los no tan buenos. Así puedo hacerme una idea de cómo mejorar y en qué aspectos :)

viernes, 26 de agosto de 2011

Lágrimas que no merecen la pena


Había puesto música para entretenerme un rato cuando, en un momento dado, empezó a sonar una canción. No es que me guste especialmente, ni que sea sentimental, ni que signifique nada para mí, simplemente, me recordó a un amigo cantándola con la guitarra y sentí la necesidad de escucharle cantar.
¿La diferencia entre la cantante y él? Que, por alguna razón, siempre acabo llorando cuando lo escucho a él, sea cual sea la canción…o casi.
Me di cuenta de que se me había llenado los ojos de lágrimas debido al deseo, a la necesidad de escucharlo cantar. Solo que no era sólo eso.
Al recapacitar sobre ello, me fijé que ya me sentía algo triste desde antes (toda la tarde, de hecho), y no lo había notado. La añoranza que me produjo la canción no era más que el detonante de una bomba ya preparada.
Me puse a pensar, pues, en la razón de mi estado: ¿qué había estado pensando durante toda la tarde?  Más de  una respuesta acudió a mi mente.
En primer lugar, la soledad en la que me siento inmersa pues, a pesar de haber vuelto al pueblo con mis padres para pasar el fin de semana, a pesar de que siempre puedo contar con mis amigos, a pesar de estar rodeada de gente, echo de menos el cariño y las caricias que sólo un novio puede darte. No suelo pensar mucho en esta, por lo general el cariño de mis amigos me es más que suficiente para sentirme bien, completa…pero la tarde anterior vi algunas fotos de mi prima con su novio y sentí algo de envidia, aunque no le hice mucho caso. Ahora sé que todo empezó ahí.
En segundo lugar, también a raíz de esas fotos, había empezado a sentirme mal conmigo misma, con mi cuerpo. Volvía a ser consciente de la celulitis en mis piernas, de mi barriguita y de que estoy empezando a ganar peso otra vez, desde que dejé el gimnasio. Sentí rabia, porque nunca quise dejar de ir, ya que me hacía sentir bien, viva; sentí rabia porque ahora no puedo ir…aunque entiendo el porqué.
Me siento frustrada y desesperada, pues intento pensar en otras formas de hacer ejercicio, pero ninguna me convence: para salir a patinar dependo de mis amigos (estoy aprendiendo aún), y no siempre pueden; si salgo a correr, me ahogo en 5 minutos, por lo que no puedo continuar, y todo lo que he intentado por casa, por mi cuenta, me aburre y desanima mucho porque lo hago sola (lo he intentado más de una vez y, a veces, me deprimía tanto que acababa llorando). Podría cambiar de gimnasio, sí, pero los que me pillan cerca, o son demasiado caros, o tienen tarifas reducidas para actividades concretas u horarios que no me vienen bien. Además, echaría de menos (ya echo de menos) a la gente y los monitores del que acabo de dejar.
Y no se me ocurren más opciones.
Siento que mis piernas me piden movimiento, que mi cuerpo entero necesita moverse, cansarse, sudar…y siento que me estoy pudriendo por dentro, sin salir de casa, tirada en el sofá todo el día, con un dolor de espalda que había menguado y que ahora va en aumento día a día.
¿Siento algo más? ¿Hay alguna otra razón para que una simple canción me haya llenado los ojos de lágrimas y el corazón de añoranza? Creo que no…o al menos no consigo verla.

1 comentario:

  1. Vaya... no sé si alegrarme de emocionarme o preocuparme por todo lo demás =S...
    Pero vamos, en ambos casos hay solución: en una semana estoy allí, te canto y como tendré tiempo libre dispones de mí para salir con los patines o bien a acompañarte a hacer deporte en casa ^^
    Que conmigo te puedo asegurar que no acabas llorando ^^
    Te quiero!

    ResponderEliminar