Mi humilde petición

Sería de agradecer que cada cual deje sus comentarios en la entrada que crea oportuna...tanto los buenos como los no tan buenos. Así puedo hacerme una idea de cómo mejorar y en qué aspectos :)

sábado, 17 de diciembre de 2011

La mentira

Tenía las manos enredadas en el pelo más enredado aún, hecho una maraña de finas y encrespadas tiras color azabache, pues no había dejado de  pegarse tirones y de revolvérselo desde que había empezado a llorar.
De sus ojos brotaban delicadas lágrimas de cristal que formaban continuas cascadas de agua, sufrimiento y sal. Tenía ya los ojos más que enrojecidos de tanto llorar, su mirada, perdida en la lejanía de un horizonte sin marcar, sólo denotaba una honda tristeza difícil de erradicar; parecía que ya se hubiese rendido a lo que tanto la atormentaba, pues no quedaba ni un hálito de esperanza en sus apagadas pupilas.
Las lágrimas, que ya apenas salían con algo de fuerza, mojaban sus ya más que mojadas mejillas, siguiendo los senderos que ya habían marcado las primeras en salir, todas las que habían ido resbalando por aquellas mejillas desde hacía horas…y, a su vez, encabezaban y guiaban a la fila de lágrimas que aún estaban por caer.
Sus hombros se convulsionaron en un sobrecogedor sollozo.
Siguió llorando. Sus redondeadas mejillas, por lo general rosadas, estaban pálidas y churreteadas por las lágrimas, y las mangas de su camisa hacía ya rato que habían dejado de proteger la piel de sus brazos de la avalancha de lágrimas y mocos que le caían encima, pues tenía el rostro semienterrado entre los brazos, con los codos apoyados en las rodillas y las manos revolviendo aún su greñuda melena.
Nada en sus movimientos, en su llanto, nada en su mirada perdida, en la ausencia de luz de sus ojos…nada indicaba que pudiese volver a ser feliz otra vez, que su sonrisa fuese a ver la luz del sol ni siquiera una vez más.
¿Nada?
No, nada no: aún no he descrito sus labios.
Enterrados en el hueco que formaban sus brazos  y piernas con la barriga, sus labios, tan rosados como siempre, formaban una curva ascendente (quizás ligeramente menos pronunciada) que podría dar al traste con su fingido llanto.
Era, de entre todos los humanos, la única persona capaz de mentir con la mirada antes que con el resto de sus gestos: si su mirada era triste y sus ojos lloraban, su sonrisa le delataba; si reía a carcajadas y sus ojos brillaban, la curvatura de sus labios se invertía en una mueca de dolor y sufrimiento si era eso lo que en el fondo sentía. Tal había sido su empeño por no dejar que el resto del mundo leyese su alma a través de sus ojos, delatores universales de sentimientos escondidos, que hubo de olvidarse de controlar su sonrisa. Así fue como sus labios se convirtieron en su mirada, como sus ojos aprendieron el poder de la palabra y sus gestos se volvieron confusos para quien le rodeaba.
Así fue como engañó a la muerte, así ocurrió que engañó al amor. Aún engaña a la propia mentira y, si existiese, engañaría a Dios. Mas hubo alguien, algo, a lo que no pudo engañar jamás: a su propia alma, a su felicidad o dolor.
Vivió entre sollozos, murió entre soledad, y por medio hubo sonrisas de auténtica felicidad…mas su alma sigue virgen, pues sus ojos nunca contaron la verdad y, protegida entre mentiras, corrompió su realidad.


(Pido disculpas por los leísmos: no quería hacer distinción entre chico/chica para que cada cual imagine el género que desee)

1 comentario:

  1. Me ha encantado!! *-*!!! DIOS!! Qué manera de dar el cambio, de dar la vuelta!! Alguien que habla con los ojos y que calla con la boca? Es genial1!!
    DIOOOS!!!
    Te quiero, dicho he.

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