Mi humilde petición

Sería de agradecer que cada cual deje sus comentarios en la entrada que crea oportuna...tanto los buenos como los no tan buenos. Así puedo hacerme una idea de cómo mejorar y en qué aspectos :)

lunes, 25 de marzo de 2013

PRÓLOGO


Se apartó el pelo de la cara y se sentó junto a la ventana. El día había amanecido con una niebla cerrada, de forma que no era capaz de vislumbrar nada más allá de la cubierta de babor. El capitán les había informado el día anterior que aquél sería el fiordo más bonito que iban a visitar, y por tanto todo el mundo había madrugado más que en toda la semana que llevaban de viaje, por lo que era de entender que estuviesen todos ofuscados.
-No he pagado este viaje para no ver nada- decían.
-Si lo llego a saber, me quedo en la cama….esto es un desperdicio- se quejaban otros.
-¿Cómo puede hacer tan mal tiempo en verano?- se escuchaba al fondo de la habitación.
-Es una lástima que haya niebla precisamente hoy, pero bueno, esto es Noruega, ¿qué se podía esperar? Bastante es que hemos tenido buen tiempo hasta ahora- se consolaban sus padres, cámara en mano.
“¿A qué vienen tantas quejas?”, se preguntaba ella; “esto es Noruega, aquí hace frío, llueve y pocas veces luce el sol…si querían sol, igual deberían haber elegido un crucero por el mediterráneo, no por los fiordos noruegos”.
Apoyó la cara sobre el frío cristal y dejó que su mirada se perdiera en el tupido velo blanco que tenía ante sí. Muy de vez en cuando veía un manchurrón verde que pronto volvía a desaparecer entre la niebla.
“Trolls. Los guías llevan toda la semana hablándonos sobre los trolls, esas criaturas mágicas que se convierten en piedra si les da luz del sol y que son típicas del lugar. Es lógico que de vez en cuando haya niebla, es necesario para que los trolls puedan salir de sus cuevas para poder cazar”, fantaseaba. ¿Y si la niebla estaba ahí, de hecho, para que pudieran salir? ¿Y si era intencionada?
La niebla era cada vez más espesa y las aguas habían comenzado a agitarse con violencia; la gran sala se empezó a llenar de murmullos asustados, pero ella, con su cabeza pegada al cristal, sólo era capaz de mantener en mente dos cosas: un mundo de criaturas mágicas, y una idea que poco a poco iba cobrando forma.
¿Y si la niebla la creaban las hadas, por ejemplo, para esconder una guerra?

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