del vagón más pequeño,
produjo la pérdida
de un pueblo madrileño;
de gente que iba a trabajar
después de un profundo sueño,
gente que se disponía a trabajar
con todo su empeño.
Ahora en todos los ojos se refleja el sufrimiento,
pues la gente perdida está en el pensamiento.
Cada víctima expresa un distinto sentimiento,
pero sienten lo mismo: dolor y sufrimiento.
Toda España se hizo oír
en una manifestación,
y hacia el atentado
expresaron su indignación.
Pancartas llenas de odio,
vacías de admiración
hacia aquellos
que morirán sin compasión.
El mundo nos ayuda
expresando su dolor,
vemos que la gente
nos regala su amor.
España se ha apagado,
ya no hay resplandor;
España nunca más
volverá a su esplendor.
Este fue escrito el 11 de Marzo de 2004
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