Mi humilde petición

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domingo, 21 de noviembre de 2010

Sensaciones

Hacía tiempo…tanto tiempo que no sentía volar mi imaginación, que no me perdía en otro mundo que no es el mío…tanto tiempo que no habría un libro y me dejaba sumergir por sus palabras hasta perderme a la deriva…
Ya no recordaba qué se siente al explorar tierras ajenas a este mundo, no recordaba lo que era volar dejando tu cuerpo en tierra, sentado en el sofá de casa, con un libro entre las manos, un libro que ya ni siquiera notas que tienes, cuyo peso no sientes, cuyas páginas bien podrían pasarse solas, como si tuviese vida propia…
Y entonces lo sentí. Estaba navegando por los primeros capítulos de un libro que ya había leído, una historia que ya conocía, cuyo final ya sé más que de sobra…y sin embargo lo sentí, como pocas veces lo he sentido con un libro. No sabría cómo describirlo, pero tampoco puedo dejar de hacerlo: las palabras se deslizaban lentamente desde las hojas hasta mis ojos, recorrían el camino que los separaba y se adentraban en mi mente acariciando cada rincón, cada resquicio de mi cuerpo, de mi alma, susurrando las imágenes que poco a poco se desperezaban de su letargo y cobraban vida para mi. Noté como cada letra se acurrucaba entre los poros de mi piel, se colaba por mis venas y recorría todo mi ser descargando pequeñas chispas que poco a poco se convertían en una más que agradable descarga eléctrica que se expandió por todo mi cuerpo, por cada célula. Tuve la misma sensación que se tiene durante el sexo, justo antes de llegar al orgasmo. Sentí el deseo de seguir, de dejarme llevar por ese sentimiento, por esa sensación; dejé que mi cuerpo se fundiese totalmente con la historia, que fuesen sólo uno. Dejé que cada palabra cobrase sentido en el seno de mis suspiros, que se deslizase por mis labios cual murmullo del río que fluye entre los árboles; dejé que las imágenes se adentrasen por mi oído, que acariciasen cada célula de mi tímpano hasta llegar al un valle donde hicieron vibrar cada brizna de hierba, cada minúscula flor, y las impregnaron de magia…y la magia se adentró en las tierras del nuevo mundo que cada imagen tuvo que explorar, y llegó a las aguar subterráneas y se dejó fluir hasta lo más profundo descubriendo nuevas tierras yermas de su don…y las impregnó de él avivando ese sentimiento.
Me olvidé de todo. Olvidé dónde estaba, lo que estaba haciendo, lo que sentía más allá de la lectura, de la historia. Olvidé el hambre, la sed…olvidé el sueño que sentía hasta ese momento, olvidé que mis ojos querían cerrarse sin dar a mi parte consciente la oportunidad para elegir. Olvidé que tenía un cuerpo que, por suerte para mi, es capaz de respirar por sí mismo; un cuerpo que olvidé sentado en el sofá, envuelto en una manta a pesar del calor…y me olvidé de destaparlo porque era incapaz de sentirlo. Olvidé que existía. Olvidé que podía sentir por mí misma y me zambullí de lleno en un mar de sentimientos que no eran míos…me apoderé de ellos, dejé que llenasen el vacío de mi realidad…y divagué por cada sensación, pensando sin ser dueña de mi mente, buscándole el sentido a algo cuyo sentido ya conocía porque mi mente dejó de ser mía.
Fue extraño: la mejor sensación de mi vida, la sensación por la que merece la pena vivir, por la que hasta mi propio cuerpo dejaría. Me dejé arrullar por ella, dejé que me conquistase, me apoderé de su significado y lo hice mío…pero hace ya demasiado tiempo que no puedo dejarme llevar de esa manera y la falta de entrenamiento pronto estuvo vigente; se manifestó como un dolor de cabeza intenso, martilleante, que impedía que cualquier sensación diferente pudiese adueñarse de mi mente durante más tiempo.
Al final sucumbí ante la tortura a la que mi mente estaba siendo sometida. Tuve, por más que quise evitarlo, que cerrar el libro, despedirme de sus personajes, de su historia, de las sensaciones que en mí producía por segunda vez. Tuve que volver a mi realidad, decir adiós a mi aventura y acostarme con la única esperanza de volver a sumergirme en el mar de palabras que la componen tras despertar de una reparadora y sensual vigilia que me atraparía en una aventura propia que jamás recordaré…

1 comentario:

  1. es muy curioso el caso de dumby: texto en prosa, rimas escondidas por doquier, texto en verso, no hay rima por ninguna parte....curioso y original

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